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El anarco liberalismo irrumpe en el mundo con aires de victoria



Javier Milei, el anarco liberal ganador de las primarias argentinas, ha vencido porque conecta con la desesperación de los pueblos ante la maldad de los políticos: «Confiar en los políticos es como poner a tus hijos en manos de un pedófilo».

El grueso de la ciudadanía mundial está harta de sinvergüenzas, estafadores, corruptos y malvados egoístas en el poder. La mala gente se ha apoderado del mundo, aprovechando la maldad intrínseca de esas formaciones llamadas partidos políticos, cuya dinámica interna conduce a la corrupción, al abuso de poder y a la tiranía.

El anarco liberalismo no cree en el Estado y promete hacer todo lo posible por atarle las manos y los pies con cadenas, lo que, sin duda, constituirá una salida regeneradora y refrescante para un mundo infectado de canallas con poder.
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El anarco liberal Milei, verdugo del peronismo izquierdoso y corrupto, abre una gran esperanza de regeneración en todo el mundo, cansado de los estafadores inútiles de las izquierdas tiranas.
Javier Milei representa unas ideas políticas que pueden convertirse en la principal fuerza electoral del presente siglo XXI. Cientos de millones de ciudadanos en todo el mundo están hartos de políticos estafadores, corruptos y sin ética, que se sirven de los ciudadanos en lugar de servirlos. Milei se declara enemigo declarado de 'la casta' política u podría ser el próximo presidente de Argentina.

Si la corriente de hartazgo y decepción del pueblo con sus políticos sigue creciendo y consolidándose en un movimiento político de envergadura, el mundo pronto será conquistado por el anarco liberalismo.

El anarco liberalismo suprime el intervencionismo estatal de las izquierdas y exige un Estado mínimo, necesario para proporcionar a un colectivo ciertos bienes públicos: servicios de defensa y relaciones diplomáticas frente al exterior (evitar ser oprimidos por otros grupos organizados), y legislación, policía y justicia para el orden interior (preservar el orden social y la civilización, resolver conflictos y no caer en la barbarie). El minarquismo delimita las funciones del Estado e intenta controlarlo para evitar su crecimiento liberticida mediante límites constitucionales, contrapesos institucionales o mecanismos de elección de los gobernantes.

Ese sentimiento de odio acérrimo a los políticos crece en todo el mundo y se manifiesta con el nacimiento de nuevos partidos radicales y contrarios al sistema. En Europa, ese odio a la casta es el padre de la ultraderecha y de algunos movimiento de izquierda radical como Podemos.

El denominador común de todo ese mundo es la protesta y el rechazo al Estado intervencionista, convertido en un coto de caza por los políticos y que, de hecho, ha significado el asesinato de la democracia y de muchas libertades y derechos.

Pero ninguno de los nuevos partidos y movimientos encarna con tanta fuerza y acierto la desesperación del pueblo ante el político tradicional, traidor, mezquino y corrupto, como el anarco liberalismo, una doctrina que cuestiona el Estado intervencionista y lo quiere exterminar para que el ser humano sea libre y despliegue toda su fuerza, creatividad y valores, hoy reprimidos y aplastados por los políticos.

Es la primera vez en la política practica que surge una doctrina capaz de cuestionar el Estado y a los políticos, como también es la primera vez que una teoría política apuesta por el autogobierno y por la capacidad del hombre para ordenar el mundo sin los políticos y sus corrupciones y opresiones.

Todos los revolucionarios del mundo moderno han apostado por agrandar el Estado y anteponerlo a la libertad del individuo. Lo han hecho Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, Mao, Fidel Castro, Hugo Chaves, Daniel Ortega, Pedro Sánchez y otros tiranos, todos ellos dictadores despiadados y opresores que se han amparado en el Estados para dominar en lugar de servir, para aplastar en lugar de enardecer y hacer crecer a la Humanidad.

España y el mundo necesitan con urgencia líderes anarco liberales que mande al paro, sin honores y con vergüenza. a los indeseables que, agrupados en lo que llaman partidos políticos, se han apropiado del Estado y destrozado la nación, la ética y la convivencia.

El intervencionismo en España es agobiante: impuestos altos, prohibiciones innecesarias, adoctrinamiento de los ciudadanos, control directo de las instituciones, control ilícito y corrupto de la Justicia, políticos con demasiados privilegios y gran impunidad, abuso de poder por doquier y vicios expandidos, junto con el miedo, el odio y la compra de voluntades, todo un coctel nauseabundo que ha convertido a la política el el peor de los males y a los políticos en delincuentes sin encarcelar.

Francisco Rubiales

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Sábado, 2 de Septiembre 2023
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