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El Partido Popular de Casado: aciertos, contradicciones y dudas



El Partido Popular ha presentado en el Senado una proposición de ley para suprimir el Impuesto de Sucesiones y Donaciones en todo el territorio nacional, dando así un paso adelante de gran importancia, ya que hasta ahora sólo proponía la bonificación al 99 por ciento en las autonomías donde gobernaba.

Pero ese paso, positivo y prometedor, despierta dudas y pone de manifiesto las falsedades y contradicciones del PP, que mientras defiende en el Senado que el Impuesto de Sucesiones y Donaciones desaparezca, lo mantiene y aplica con crueldad inaudita en Castilla y León y Galicia, donde gobierna, y plantea en Andalucía una reforma tímida y decepcionante que sólo libera del brutal tributo a hijos y nietos, manteniéndolo para hermanos, sobrinos y restantes grupo de herederos.

Es como si tomaran por tontos a los españoles y quisieran engañarlos con promesas falsas que ya tuvieron protagonismo en el pasado, cuando Rajoy prometió bajar los impuestos y los subió y cuando decía que acabaría con el rastro del Zapaterismo y a cambio lo condecoró y dejó intactas sus principales leyes, sobre todo la indecente y nociva ley de la Memoria Histórica.
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El PP defiende la acertada tesis de que es necesario suprimir totalmente el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, en busca de "un sistema tributario justo, inspirado en los principios de igualdad y progresividad, que en ningún caso, tendrá carácter confiscatorio", tal como se establece en la Constitución.

Pero pocas personas ya se fían de las promesas del PP. Desde la Asociación Stop Impuesto Sucesiones Andalucía, cuya lucha contra ese cruel e injusto impuesto ha sido decisiva para la sustitución del anterior gobierno socialista de la Junta, se saluda esa decisión por lo que significa de corrección de errores importantes del pasado y de avance hacia una sociedad más justa y democrática, pero, al mismo tiempo, recuerda al Partido Popular que sigue manteniendo vigente ese impuesto en Galicia y Castilla y León, donde gobierna, y que, si quiere ser consecuente con su propuesta en el Senado, debe bonificar también en Madrid y Andalucía, comunidades presididas por el PP, ese impuesto en todas las herencias, no sólo cuando los herederos son hijos o nietos, como en la actualidad.

Es lógico también, después del paso dado en el Senado, que el PP, en las autonomías donde gobierna, solucione el drama de las personas y familias víctimas de un impuesto injusto, anticonstitucional y de una crueldad insólita, que cuya aplicación sin piedad y alevosa ha sembrado el dolor y la ruina en miles de víctimas, destrozado familias y cerrado empresas, desplegando una política de tierra quemada con embargos, multas, intereses abusivos, tasaciones que duplican y triplican los precios de mercado y una subastas de bienes embargados que otorgan las herencias a subasteros profesionales, muchos de ellos conectados al poder. Las miles de víctimas estafadas por los gobiernos que les arrebataron sus herencias y que les destrozaron sus vidas con tasaciones brutales, embargos, multas y subastas, que hoy se arrastran por la vida con sus sueldos secuestrados y sus familias hundidas, merecen el apoyo de los gobiernos autonómicos donde gobierna el PP.

Del PSOE ni siquier merece la pena hablar porque ese partido sigue empeñado en aplicar el impuesto con toda crueldad, bajo el falso argumento de que sólo lo pagan los ricos, una mentira supina y fácilmente comprobable en las estadísticas y notarías, donde queda demostrado que los ricos, con sus trucos fiscales de ingeniería, eluden un impuesto que sólo arruina y maltrata a trabajadores, autónomos y profesionales de las clases medias.

El PP debe entender que los tiempos en los que se engañaba fácil e impunemente a los españoles han concluido y que ahora los electores han aprendido a vengarse de los que le maltratan y engañan, de los hipócritas y mentirosos. Ahí están para demostrarlo las grandes perdidas de votantes que han padecido los dos grandes partidos españoles, el PSOE y el PP, maestros en engaños y falsedades. Proclamar la supresión del Impuesto en el Senado, donde el PP tiene mayoría, sabiendo que ese propuesta no prosperará porque la tumbará el Congreso tiene un mérito relativo, pero lo que clama al cielo y desborda falsedad e hipocresía es proclamar la supresión de un impuesto claramente injusto que el mismo PP mantiene vivo y sangrante en Galicia y Castilla y León, donde podría bonificarlo al 99 por ciento, lo que equivale casi a suprimirlo, y aplica en Andalucía y Madrid una bonificación parcial y tímida, que sólo afecta a herederos hijos y nietos, pero que exprime y esquilma con cantidades obscenas a los herederos que son hermanos, sobrinos, primos y otros parientes.

El PP, si quiere recuperar votos perdidos y si pretende evitar que VOX se haga con la mayoría absoluta hacia la que avanza, empujado y sostenido por millones de ciudadanos decepcionados y cansados de ser maltratados, debe aprender a regenerarse, a decir la verdad y a cumplir sus promesas.

Francisco Rubiales


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Jueves, 31 de Enero 2019
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