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El PSOE va a morir de soberbia e incapacidad para la autocrítica



Casi tres semanas después del 4 de mayo, el PSOE de Sánchez sigue sin asumir que ha sido seriamente derrotado y humillado por Isabel Díaz Ayuso y los medrileños y que esa derrota puede convertirse en el principio del fin del sanchismo.

La soberbia de Sánchez ha contagiado a su partido, necesitado como nunca de autocrítica, después de la derrota del 4 de mayo, pero incapaz de realizarla. El pueblo los señala como culpables de la situación de España y muchos los odian con intensidad, pero ellos se niegan a reconocer esa realidad. Los portavoces del partido siguen diciendo imbecilidades a la hora de analizar lo ocurrido: que si se trata de un caso local de Madrid, que no es extrapolable al resto de España (Ábalos dixit); que ha sido una victoria de los tabernarios (Tezanos) o que Ayuso ha ganado hablando de cañas, berberechos y ex (Carmen Calvo), cuando lo primero que tenían que admitir y analizar es que el sanchismo se ha vuelto en España antipático, odioso, miserable y nocivo. No entienden nada, ni son capaces de admitir que hay en las filas del gobierno un ramillete de personajes que causan rechazo y repugnancia a millones de españoles: un grupo encabezado por el propio Pedro Sánchez, al que se une la "triada" del repudio, integrada por Ábalos, Marlaska y María Jesús Montero.
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Sanchez y su ministra de Hacienda, dos personajes que generan un profundo rechazo en España
Si la votación del 4 de mayo se realizara hoy, probablemente la derrota del PSOE sería todavía mayor porque el deterioro del sanchismo no para de crecer, sobre todo cuando ese partido sigue adelante con su proyecto de indultar a los presos catalanes, delincuentes y golpistas, que tanto odian a España,

Lo primero que tienen que admitir los socialistas y sus votantes es algo que descubrió Isabel Díaz Ayuso y que gracias a ese descubrimiento ganó las elecciones: que el punto débil del sanchismo es el propio Pedro Sánchez. Consciente de ese grieta, Ayuso planteó las elecciones del 4 de mayo como un plebiscito entre Sánchez y la libertad, o entre Sánchez y ella, cuyo resultado ya se conoce: Sánchez, rechazado masivamente por los madrileños, llenó de votos las alforjas de Ayuso y cosechó la peor derrota socialista en la capital de España.

Son tan miserables que han convertido al pobre Gabilondo en el chivo expiatorio y único culpable de la gran derrota sufrida, pero el catedrático, en silencio y con dignidad, se ha marchado con la sensación de haber sido usado y sacrificado con bajeza.

En el PSOE siguen afirmando que la derrota se debe a una "mala campaña" del socialismo de Madrid, sin reconocer que el problema está en la cúspide del sanchismo, que es ya identificado como un mal por millones de españoles. La derrota no es un asunto interno del socialismo madrileño sino un problema que afecta al corazón del partido. Ni siquiera son capaces de ver que en la España actual, después del 4 de mayo, hay una gigantesca cola, de decenas de kilómetros, llena de españoles que están esperando a que se abran las urnas para propinar a Pedro Sánchez y a sus secuaces una bofetada por lo menos tan fuerte como la que le acaban de dar los madrileños.

En Andalucía, Susana Díaz cosechó una derrota y fue expulsada del gobierno por las mismas razones que han sido derrotados en Madrid: el sanchismo provoca rechazo y la política socialista es antipopular, fiscalmente confiscatoria y profundamente corrupta, abusiva y antipática.

Si no consiguen cambiar con urgencia, si no abandonan la soberbia y son capaces de realizar una crítica interna realista y sin piedad, el socialismo español morirá, abandonado por los españoles y rodeado de desprecio, mientras ellos mismos, soberbia y estúpidamente alienados, se consideran incomprendidos y víctimas del pueblo enfurecido y maltratado.

Tienen que analizar fenómenos tan inquietantes como que la obsesión por subir los impuestos les hace parecer odiosos ante millones de españoles, ante la misma Unión Europea y ante toda la economía libre de Occidente, donde todos los países bajan los impuestos para estimula la economía, mientras que el arrogante y codicioso sanchismo lo quiere subir a toda costa, en contra de la voluntad popular. La ministra María Jesús Montero, que ya en Andalucía consiguió que decenas de miles de andaluces salieran a las calles con el el impuesto de Sucesiones, consiga millones de votantes dispuestos a castigar al PSOE por su antipática, cruel e inexplicable codicia fiscal.

Tienen tantas cosas que cambiar, desde la opacidad a la mentira, desde la arrogancia y la ostentación hasta la maldita compra de voluntades y medios de comunicación y la antidemocrática afición a ocultar la verdad y a propagar la mentira y el engaño. Tienen que abrir lo oídos a los deseos del pueblo y expulsar de la "dirección del Estado" a impresentables que les acompañan y les contaminan, entre los que destacan los golpistas catalanes, los amigos de ETA, los hipócritas del PNV y, sobre todo, los comunistas herederos de la tiranía de Lenin y Stalin, sentados en el Consejo de Ministros por deseo expreso de Pedro Sánchez.

Tienen que admitir que los ataques a la monarquía, los intentos de maniatar al poder judicial, el control sectario de la Fiscalía, la política de mimo, favores y entrega al feminismo, la arbitrariedad en el trato a las comunidades autónomas, la pésima gestión de la pandemia, la injusticia flagrante de las leyes de género, la promoción de la división y el odio a través de la Memoria Histórica, los beneficios arbitrarios a la liga LGTBI y a los muchos chiringuitos de la izquierda y, sobre todo, la entrega cobarde y humillante a los socios catalanes y vascos del gobierno exaspera a los españoles, indigna a la gente decente y espanta hacia la derecha a millones de votos.

La arrogancia del sanchismo ha sido fatal y le ha privado de millones de votos, los que ha perdido en Madrid y los que le están esperando a pie de urna para castigarlos en las próximas elecciones. Acontecimiento como las maletas que trajo la vicepresidenta venezolana de Delsy la fea, recibidas por el ministro Ábalos, la peligrosa, pirata e ilegal actuación en Bolivia de un comando español de operaciones especiales enviado por Pedro Sánchez, la multitud de guardias civiles en las puertas del chalet de Pablo Iglesias, el atraco fiscal sin precedentes que los españoles están padeciendo, los viajes opacos en Falcon, el escándalo de los invitados del presidente a vacaciones pagadas y otros muchos abusos escandalosos, consecuencia todos ellos de la arrogancia, la soberbia y de haber perdido el miedo a la ley y al pueblo, siempre se pagan, tarde o temprano. y al PSOE le ha llagado ya la hora de abonar la factura porque en sus puertas ya está el "cobrador del frac".

Francisco Rubiales


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Lunes, 21 de Junio 2021
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