Todos contra Pedro Sánchez, el líder elegido por los socialistas. Susana Díaz, la presidenta andaluza elegida a dedo por su antecesor Griñan, tambien elegido a dedo por Manuel Chávez, adelanta las elecciones andaluzas porque quiere legitimarse ante las urnas y asaltar el poder en su partido como una vencedora. Zapatero, verdugo de España y el mayor culpable del desastre socialista, acompañado por José Bono, se reúne con Pablo Iglesias, líder de Podemos, sin que nadie sepa por qué ni para qué. Desde la trastienda, muchos dirigentes con poder conspiran contra Pedro Sánchez.
Muchos socialistas honrados están angustiados ante el espectáculo deprimente que ofrecen sus dirigentes. Zapatero, el tipejo que dejó destrozada a España y a su propio partido, en lugar de permanecer escondido y avergonzado por sus errores y fechorías, asume un protagonismo que hiere la decencia y la solvencia de los españoles.
El efecto mas inmediato de la lucha interna socialista es mas combustible para Podemos, un partido que crece sin hacer otra cosa que permanecer sentado, viendo como desfilan los cadáveres de los grandes partidos de la izquierda española.
La causa de todo lo que ocurre dentro del PSOE es que ese partido hace muchos años que abandonó la ilusión y la ideología para abrazarse al poder. Los socialistas se han podrido en el gobierno, se han dejado el alma por el camino del éxito y hoy, cuando mas necesita ideas motrices y capacidad de ilusionar, se encuentra vacío y desalmado, sin otra cosa que ofrecer a sus miembros que unos puestos bien pagados en unas instituciones públicas, que se alejan porque el partido se desmorona, ya es demasiado débil para ganar unas elecciones, se despedaza internamente y ni siquiera tiene aliento suficiente para seguir siendo alternativa de poder en España.
El PP, que está desacreditado y ha perdido el apoyo de casi la mitad de su electorado, debería encontrarse contra las cuerdas, en buena lógica, pero la ruina del PSOE le está encumbrando y se perfila ya como la opción electoral de todos los españoles que tienen miedo a cambiar y de los que prefieren seguir viviendo en la basura antes que afrontar el cambio profundo, ético y político, que la sociedad española demanda a gritos.
Esta es la tragedia de España: un país sin ciudadanos y sin democracia, dominado por unos partidos políticos que se despedazan internamente y que destruyen todo a su alrededor porque hace mucho tiempo que se perdieron para la democracia y la decencia. De tanto atravesar la linea roja, anteponiendo sus propios intereses al bien común, los grandes partidos españoles se han convertido en monstruos incurables, en auténticos enemigos de España y de sus ciudadanos.
Y, ante el caos y el drama, ¿Quien le pone el cascabel al gato?
Muchos socialistas honrados están angustiados ante el espectáculo deprimente que ofrecen sus dirigentes. Zapatero, el tipejo que dejó destrozada a España y a su propio partido, en lugar de permanecer escondido y avergonzado por sus errores y fechorías, asume un protagonismo que hiere la decencia y la solvencia de los españoles.
El efecto mas inmediato de la lucha interna socialista es mas combustible para Podemos, un partido que crece sin hacer otra cosa que permanecer sentado, viendo como desfilan los cadáveres de los grandes partidos de la izquierda española.
La causa de todo lo que ocurre dentro del PSOE es que ese partido hace muchos años que abandonó la ilusión y la ideología para abrazarse al poder. Los socialistas se han podrido en el gobierno, se han dejado el alma por el camino del éxito y hoy, cuando mas necesita ideas motrices y capacidad de ilusionar, se encuentra vacío y desalmado, sin otra cosa que ofrecer a sus miembros que unos puestos bien pagados en unas instituciones públicas, que se alejan porque el partido se desmorona, ya es demasiado débil para ganar unas elecciones, se despedaza internamente y ni siquiera tiene aliento suficiente para seguir siendo alternativa de poder en España.
El PP, que está desacreditado y ha perdido el apoyo de casi la mitad de su electorado, debería encontrarse contra las cuerdas, en buena lógica, pero la ruina del PSOE le está encumbrando y se perfila ya como la opción electoral de todos los españoles que tienen miedo a cambiar y de los que prefieren seguir viviendo en la basura antes que afrontar el cambio profundo, ético y político, que la sociedad española demanda a gritos.
Esta es la tragedia de España: un país sin ciudadanos y sin democracia, dominado por unos partidos políticos que se despedazan internamente y que destruyen todo a su alrededor porque hace mucho tiempo que se perdieron para la democracia y la decencia. De tanto atravesar la linea roja, anteponiendo sus propios intereses al bien común, los grandes partidos españoles se han convertido en monstruos incurables, en auténticos enemigos de España y de sus ciudadanos.
Y, ante el caos y el drama, ¿Quien le pone el cascabel al gato?