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El PSOE nació depredador y con Sánchez está regresando a sus brutales orígenes



El PSOE actual de Pedro Sánchez vuelve a sus orígenes radicales y depredadores. Se parece más al que provocó la guerra civil y saqueó el Banco de España, enviando nuestras reservas de oro a Rusia, que al socialismo de Felipe Gonzalez. Con Zapatero y Sánchez, los socialistas españoles han emprendido una ruta retrógrada y peligrosa que pone en riesgo a España, sus alianzas internacionales, su prosperidad y su futuro como país libre.

Ojalá que ese regreso al Frente Popular pilotado por Pedro Sánchez, esa siniestra repetición de la alianza socialista con independentistas y comunistas, no nos lleve de nuevo a la confrontación civil, como ocurrió en el pasado.

El gran responsable de esa maldita deriva hacia el peligro es Pedro Sánchez, un tipo que puede pasar a la Historia como el peor presidente de gobierno de España en los últimos tres siglos.
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La tesis de que el PSOE sólo ha vuelto a sus orígenes se abre camino entre los intelectuales e investigadores. Ese socialismo de Felipe González fue sólo un paréntesis. Si en Suresnes ganó la socialdemocracia frente al socialismo histórico de Llopis es porque los socialistas de Alemania y la CIA norteamericana intervinieron y empujaron a los socialistas españoles hacia un terreno que desconocían: la democracia. El impulso de Suresnes duró poco, hasta que Felipe fue desalojado del poder. Con Zapatero el PSOE volvió a su raíces filocomunistas de la Segunda República y regresó el "socialismo para negra", el que abraza el marxismo en secreto, el que vive de la confrontación y de la rapiña, el que es capaz hasta de provocar una guerra con tal de controlar el poder. Ese socialismo, el menos demócrata, extremista y el más depredador de toda Europa, es el que lleva Pedro Sánchez en sus venas y el que siguen sus huestes para desgracia de España.

El de Pedro Sánchez es el socialismo del viejo Pablo Iglesias, fundador del partido, el que aceptaba la democracia siempre que sirviera a sus intereses, el que amaba la revolución bolchevique, el que odiaba a la derecha de manera irreversible, el que era furiosamente republicano, el que hoy desprecia al pueblo, el que procura que los españoles sean incultos y borregos para gobernarlos mejor, el que mete la mano sin pudor en el bolsillo de los ciudadanos para contar con dinero abundante, el que cree normal la impunidad de sus cuadros y el que ama más la revolución y el cambio drástico que a la propia España.

La siguiente cita del fundador Pablo Iglesias retrata con perfección el socialismo español en sus inicios: "El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales,… esta aspiración lleva consigo la supresión de la Magistratura, la supresión de la Iglesia, la supresión del Ejército… Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones.“ — Pablo Iglesias Diario de Sesiones del 5 de mayo de 1910.

Como hay millones de españoles que les votan sin saber lo que realmente son, es bueno que la gente sepa que está votando otra cosa que en nada se parece a la socialdemocracia. La socialdemocracia es el viejo comunismo transformado y adaptado a la democracia, que es incompatible con los nacionalismos feroces, como el catalán y el vasco, que cree en las libertades individuales y en la economía de mercado y que ha renunciado a la violencia y a la revolución para someterse al voto y al control democrático del poder, pero lo que promueve Pedro Sánchez es justo lo contrario. Los votantes actuales de socialismo español están cuestionando la democracia, aliándose con extremismos teóricamente incompatibles y sustentando la trifulca . Es un partido que carece de otra ideología que no sea el poder por el poder y el reparto del botín, peligrosamente cercano al viejo comunismo soviético, cuya única fe era el crecimiento continuo de un Estado que aplastaba al individuo y que las élites políticas dominaban. Para conseguirlo, nunca les tembló el pulso a la hora de crear campos de castigo y exterminio y de aplastar a millones de adversarios.

Es cierto que el socialismo de Sánchez todavía no ha llegado al final del camino de locura que ha emprendido y que aún le quedan algunas ataduras al viejo socialismo democrático y a las leyes vigentes. También es cierto que dentro del socialismo que comanda Sánchez subsisten algunas fuerzas adictas al socialismo democrático, aunque acosadas y debilitadas por el "aparato", pero la vía que transita el partido, conducido por el secretario general, es la que conduce al pasado, al desastre, a la pobreza, al atraso y al colapso de las libertades ciudadanas.

Francisco Rubiales

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Sábado, 25 de Enero 2020
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