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El PSOE ha perdido la sensatez y otras muchas cosas



Hubo un tiempo en el que PSOE parecía un partido sensato, limpio, con amor a España, ideas nobles y sueños generosos. Pero hoy todos esos rasgos de valor se han perdido o están tan escondidos que nadie los puede ver.

El socialismo español se ha vinculado a la corrupción, a la mentira, al abuso de poder y a una forma tan pervertida de entender la política que hasta se permite gobernar España apoyándose en lo más desleal, totalitario e indeseable de la nación.
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Las dos fechorías últimas del PSOE son lo bastante elocuentes y sucias para deducir que ese partido ha perdido la sensatez y se ha radicalizado peligrosamente. Su alianza con partidos totalitarios, golpistas y amigos del terrorismo para gobernar es una de las suciedades más graves de la historia política española, desde la muerte de Franco, una barbaridad igualada al menos por la no menos sucia maniobra de demonizar a VOX, acusandolo injustamente de ser un partido antisistema, fascista y situado en la extrema derecha.

Esas dos inmensas suciedades denotan el bajo nivel moral del socialismo actual en España, bajo el liderazgo de Pedro Sánchez, un tipo ególatra y peligroso que lo pone todo al servicio del poder.

Sánchez ha demostrado ser un buen estratega de la política sucia, que es la que está vigente en España. Sus logros, en ese campo, son impresionantes: se ha hecho con las riendas de su partido después de haber sido expulsado y humillado por sus mismos compañeros, ha domesticado a todos los barones díscolos, ha anulado la influencia que ejercían en el partido los viejos líderes de los tiempos de Felipe González, y al mismo Felipe, que se oponían a su forma de liderar el partido, ha conseguido ganar dos elecciones y ha devuelto la fuerza a un socialismo que, después del desastre de Zapatero, estaba postrado, sin ilusión y al borde del fracaso.

Su mayor éxito ha sido frenar el impulso de VOX, un fenómeno que parecía irresistible, aunque lo haya hecho de una manera sucia y miserable, acusándolo injustamente de ser fascista y de etrema derecha. Sanchez maniobró hasta lograr demonizar a la nueva derecha de VOX y la convirtió, a base de astucia, mentiras e infundios, en una peligrosa opción extremista que nunca existió, pero gracias a esa operación miserable consiguió empujar a los otros dos partidos de la derecha (PP y Ciudadanos) hacia el extremo y ocupar los espacios del centro que habían quedado vacíos. Al final, las elecciones generales se convirtieron en una disputa entre el PSOE y las derechas amigas de VOX. El pueblo, que no es tan sabio como dicen y que muchas veces se arroja en brazos del engaño y la falsedad, votó con miedo al falso extremismo de las derechas y la dio la victoria a Sanchez, a pesar de que su partido se presentaba ante las urnas manchado por sus detestables alianzas con lo peor de España, desde proetarras a golpistas catalanes, totalitarios y gente que vive del odio a España,

De ese modo, convirtió las últimas elecciones de España en dos contiendas dominadas por la mentira y el miedo.

Toda una "gesta" victoriosa, pero llena de bajeza y miseria.

Francisco Rubiales


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Lunes, 3 de Junio 2019
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