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El PSOE es enemigo de España



El PSOE, bajo Pedro Sánchez y aliado con el comunismo y con nacionalistas llenos de odio, se ha transformado en un enemigo de España. De las cuatro letras de sus siglas, ha traicionado la S de socialista, la O de obrero y ahora la E de español y sólo le queda la P de partido, que también está en peligro porque el PSOE más que un partido es ya una "banda".

De tanto colaborar con el separatismo y depender de sus votos para gobernar, el PSOE ha sucumbido al "Síndrome de Estocolmo" y ha terminado amando a los separatistas más que a los constitucionalistas y compartiendo con ellos su hispanofobia.

Los socialistas, para seguir en el poder, siguen las directrices y exigencias de partidos que odian a España y sueñan con destruirla, como son los comunistas de Podemos, ERC, Juntos por Cataluña, BILDU y el PNV.

Lo reconoce el mismo Arnaldo Otegui, líder de BILDU, el partido heredero de los asesinos etarras, que acaba de declarar: "Se da la gran paradoja de que no habría gobierno de progreso en el Estado sin el sostén de las fuerzas de izquierdas que quieren marcharse de España".

Mas claro agua: el PSOE, al preferir servir a los antiespañoles que al bien común, se ha convertido en un partido enemigo de España, ilegítimo, anticonstitucional y sin derecho a gobernar esta nación.
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Una diputada húngara acaba de denunciar al sanchismo como una aberración antidemocrática que oprime a los españoles y lo ha hecho nada menos que en el Parlamento Europeo, donde cada día se conocen mejor las mentiras, datos falseados, trucos y brutalidades antidemocráticas del gobierno de Pedro Sánchez.

Es un hecho constatado que los partidos más desleales y llenos de odio a España están dirigiendo la política de socialistas y comunistas en España y recibiendo, a cambio de sostener al gobierno, dinero, concesiones, transferencias y otras ventajas, algunas de ellas desconocidas e inconfesables.

Algunas de las últimas han sido la fracasada ley del "Sí es Sí", que ha sacado de las cárceles o reducido las condenas de dos centenares de delincuentes sexuales, entre los que hay violadores y pederastas, la desaparición del delito de sedición, la reducción de penas por malversación, sacar la Guardia Civil de Tráfico de Navarra y realizar inversiones no reveladas en Navarra y Vascongadas. Anteriormente, fueron indultados, por exigencia de los delincuentes golpistas catalanes, los principales responsables del golpe de Estado perpetrado por el separatismo catalán hace algunos años, mientras se derrama una lluvia de dinero sobre Cataluña para comprar la lealtad de los golpistas.

La reducción de las penas para los sediciosos y malversadores hace posible que el próximo intento de golpe de Estado que preparan los separatistas catalanes, según admiten ellos mismos, sus líderes y autores no pueda ser condenado con la contundencia que merece. De hecho, el PSOE está despenalizando no sólo la malversación y la sedición, sino también la corrupción y la traición.

Pero esas concesiones no son las únicas porque hay muchas que permanecen en la sombra y que marcan la ruta del gobierno. Destacan el acoso a Madrid y la creación del impuesto a los ricos, con el que se pretende neutralizar las ventajas fiscales establecidas en Madrid, Andalucía y otras autonomías por el PP. Esos reajustes fiscales, que incrementan el expolio de ciudadanos y empresas en Madrid y Andalucía, son la cobarde y sucia respuesta del gobierno de Sánchez a presiones catalanas, que intentan por todos los medios a su alcance impedir el desarrollo económico de esas regiones.

Las concesiones y ventajas concedidas a vascos y catalanes a cambio de apoyos para gobernar han sido suciedades practicadas tanto por el PSOE como por el PP, pero nunca habían llegado tan lejos como en el presente, cuando Sánchez ha otorgado a los enemigos de España poder e influencia para dirigir el Estado.

La izquierda española ha condenado intelectualmente una historia de España que considera reaccionaria, lo que le ha llevado a compartir la hispanofobia de los separatismos, considerados, por contraste e injustamente, "progresistas". La izquierda marxista española, sobre todo el PSOE y el comunismo, han llegado hoy a la bajeza de rechazar a su propia nación, lo que les lleva a no considerar una tragedia que Cataluña y Vascongadas se independicen y que se entreguen a Marruecos las ciudades de Ceuta y Melilla.

Sánchez, que comulga con esas posturas de rechazo a la España del pasado, no tiene escrúpulos al aplicar terapias de choque antiespañolas, que se orientan a la demolición de lo que existe.

Esa posición intelectual e ideológica de los socialistas y comunistas representa hoy un riesgo mortal para la supervivencia de España, un país que tiene la desgracia de tener a sus peores enemigos en el propio gobierno.

Ese deslizamiento del PSOE hacia la barbarie antidemocrática acaba de ser denunciada por un grupo de intelectuales y ex políticos españoles, entre los que figuran ex ministros socialistas, en un documento que resulta demoledor para el sanchismo, al que los medios de comunicación, tristemente comprados por Sánchez, han condenado al silencio, sin dedicarle los espacios informativos que merece.

Francisco Rubiales

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Viernes, 20 de Enero 2023
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