Colaboraciones

¿ESTE DESGRACIADO PANORAMA NOS ESPERA?





Vivimos tiempos de cambio, un cambio generacional en todos los niveles de la vida pública; anda flotando en el ambiente, asistimos al declive de una era y vemos que emergen nuevos brotes con pujanza primaveral, aunque alguno viene contaminado de savia infecciosa y ya periclitada.

Va a resultar que esa regeneración, hoy tan en candelero, viene referida más a las edades que a la política, porque parece que se ha caído en la cuenta de lo que al pronto no se vio: que la crisis de 2008 no era sólo una crisis económica, una de esas purgas periódicas que tiene el capitalismo, para eliminar las toxicidades acumuladas y volver a nacer con más energía después. La sociedad actual sufre una gran crisis social y cultural; ha perdido o desechado por antigüallas los valores, las virtudes y los asideros tradicionales; han tirado por la borda la corrección y la cortesía, la educación y la rectitud.

En Grecia se han equivocado; confunden deseo con verdad, y su verdad no coincide con la realidad. Han de decir adiós a sus planes y promesas radicales, porque una cosa es prometer la utopía y otra, muy lógica, no hallarla; es la ilusión de los duros a dos pesetas y otras zarandajas populistas y radicales. Se han sorprendido al comprobar lo poco que tiene que ver la realidad con el deseo. Y es que no basta con querer y desear, hay que aceptar la austeridad y adoptar un cambio de mentalidad y un severo ejercicio de disciplina social. La demagogia resulta útil para agitar, pero de poco sirve para gobernar una Nación,
porque no encaja en el esqueleto inquebrantable del sistema; la gabernanza de las democracias no puede cuadrar con los prestidigitadores de la política.

En la bajada al infierno, Dante le dice a Virgilio que los tontos e ilusos están en el vestíbulo de los dominios luciferinos. Ahí se dirige la idiotez de A. Tsipras con muy graves resultados para Grecia; no ha sabido cerrar un acuerdo con Europa y tomando sus condiciones por inaceptables, traslada su responsabilidad al pueblo griego y, al romper las negociaciones e infringir gran ofensa al Eurogrupo, toma el callejón sin salida y convoca el referéndum, cuando lo lógico y decente es el asumir él la responsabilidad y el coste de la salida del euro; los dirigentes son elegidos para resolver los problemas y no para crearlos o agrandarlos. Mo le queda más camino que dimitir; se sabía que Europa no iba a seguir financiando a Grecia, salvo que
aceptara un nuevo plan de ajuste. Este iluso engañó a los griegos al prometerles una solución utópica: dineros sin sacrificios, lo imposible; y la política, se sabe, es el arte de lo posible, pero con sabiduría, humildad y disposición. Los políticos emergentes creen que con sus teorías populistas y simplistas van a resolver las cuestiones ni grandes ni pequeñas de la Nación; lo mismo que piensan conseguir el dinero sin aceptar las contrapartidas y las normas de la Unión Europea. Quieren préstamos gratis et amore, sin coste ninguno, y además, sin pagar las deudas que tienen contraídas; son las únicas garantías que dan. Tsipras se empeña en una política nociva y totalmente inviable, porque Grecia necesita el apoyo financiero y el
entramado político de la U.E.; a ver si se entera que sus deseos no van acambiar la realidad y que nadie irá a sufragar sus compromisos electorales. Gracia está en quiebra y él en el abismo.

Si Grecia no reacciona, se verá en serias dificultades, para pagar sus deudas y evitar el colapso de su sistema bancario. Todo este desgraciado panorama es el que nos puede sobrevenir a los españoles, si los votantes del extremismo populista y leninista no reflexionan antes y reconducen su voto a otros páramos más benficiosos para España.

C. Mudarra

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Viernes, 3 de Julio 2015
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