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EL PSOE YA ESPERABA UN TIRANO CUANDO LLEGÓ PEDRO SÁNCHEZ



El socialismo español ya esperaba la llegada de un dictador cuando llegó Pedro Sánchez. Lo eligieron líder conscientes de que era un golfo, después de haber sido expulsado por hacer trampas con una urna camuflada, pero necesitaban un tirano que les condujera al poder y repartiera el botín del Estado.

Los socialistas, que se creen con derecho a gobernar siempre y a impedir que lo haga la derecha, deseaban un líder que los colocara en el poder, a ser posible de manera permanente. Todo estaba preparado para recibir y encumbrar al tirano cuando apareció Sánchez.

El socialismo español estaba más preparado que ningún otro en el mundo para transformarse en un partido antidemocrático porque desde sus tiempos antiguos anteponía sus propios intereses al bien común y porque en su seno crecían sin parar el odio a la derecha y el ansia de poder.

Sánchez es el culmen de la degeneración y el vicio de un partido político.

Es la tesis brillante que defiende Vanlop en su colaboración que hoy publica Voto en Blanco.

Su tesis es certera porque explica lo que está ocurriendo en el socialismo, entregado al inmoral y tiránico sanchismo prácticamente sin resistencia, lo que implica una renuncia a la democracia, a la igualdad, a la decencia y a otros muchos principios del viejo socialismo.
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Con los medios de comunicación que hay en estos tiempos, no se necesita la violencia física para dominar. Basta con unos medios adictos y un pueblo de incultos, al que se ha ido adoctrinando y degradando poco a poco.

Toda dictadura se basa en un partido que aporta las bases que gritan y los cuadros que mandan y si el resto de la población está despistada y desorganizada, la cosa es muy fácil. Si la población está confiada en otros partidos que gritan mucho pero siguen lo que hace el tirano, la dictadura es inevitable.

Pero más que hablar de dictadura, deberíamos hablar de tiranía. Según la definición clásica, la dictadura es un medio que utiliza la democracia para reorientar la política y por definición, debe ser efímera, justo hasta que las formas democráticas se hayan recuperado. Si se necesita un dictador es porque la democracia ya no funciona y el dictador lo único que hace es alargar la agonía. El tirano es otra cosa. Recibe todos los poderes y se supone que cuando todo se reorganice volverá la democracia, pero lo que vuelve es otro tirano más feroz y así hasta que la sociedad se hunde y es invadida o hay una guerra civil.

La Historia nos muestra casi todas las posibilidades. No hay nada nuevo bajo el sol. La diferencia, como siempre es la forma externa. No fue lo mismo la tiranía en Grecia que en Roma o en la Francia revolucionaria, por ejemplo.

Sigo sosteniendo que una parte importante del partido socialista estaba esperando al «domesticador», alguien que colocara al partido en la cima del poder, pero por muchos años. Y ya lo tienen. Y si bien es cierto que esto va a ser la ruina del partido, los entusiasmados militantes piensan que esta es su hora y no van a dejarla escapar, con la esperanza de mandar durante muchos años. Durante el franquismo soportaron que otros robaran, según ellos y cuando llegó la democracia, se aprestaron a robar ellos y ahora ha llegado el momento.

Ningún dirigente del partido les dijo que en el franquismo se robaba poco, pero, sobre todo, que en democracia no se roba. Pero claro para eso tenían que dar ejemplo.

La tiranía caerá cuando no haya dinero, como pasa cuando se ordeña demasiado a una vaca: que cocea, pero mientras… Es lo que ha pasado en Argentina, no queda nada y ya no se puede pagar nada, pero está por ver si el socialismo va a permitir que el gobierno pueda enderezar la cosa.

Ha tenido la suerte que Occidente evoluciona hacia la esclavitud, de modo que este tirano de tres al cuarto que tenemos está siguiendo lo que le ordenan y eso le garantiza la estabilidad social. Especialmente si la gente cree que los maricomplejines son la solución, cuando son la otra cara de la tiranía. De todas formas, tampoco importa demasiado pues el tirano controla los votos, así que por esa vía no hay salida. Y es lo que digo siempre: ningún partido ha protestado por los votos.

Es curioso que nadie haya publicado las actas y que nadie proteste. Es muy sencillo. Basta con pedirlas a la junta electoral, que no suma las actas. Esto ya es causa de fraude, pues su obligación es sumar las actas y certificar los resultados. Y si la junta electoral no cumple con su obligación, no podemos esperar que las votaciones sean limpias.

Europa no parece muy dispuesta a condenar el sanchismo, aunque lo abuchearan tras su discurso. Controlando la fiscalía, los jueces no van a sentarlo en ningún banquillo y el pueblo puede gritar y amotinarse, que lo único que va a conseguir es recibir palos o algo peor. Casi nunca los motines cambiaron gobiernos. Y el Ejército está lleno de generales socialistas. Cinco años dan para nombrar a muchos.

Pero lo más importante es que, salvo VOX, todos los demás dan por bueno lo que se hace en las elecciones y nadie habla de fraude. Supongo que daría igual porque en los USA llevan tres años demostrando el fraude y todavía no hay ninguna resolución que lo confirme, así que…

Nos espera un futuro de esclavitud, pero seremos muy felices.

Vanlop

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Domingo, 17 de Diciembre 2023
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