El triunfo de Evo Morales, primer presidente indígena de Bolivia, es un nuevo grano en el culo de Washington y un potencial quebradero de cabeza para los difíciles equilibrios en el subcontinente.
Se declara admirador de Castro, Hugo Chavez y Lula, lo que constituye una incongruencia porque mientras que Castro y Chávez son adversarios claros del sistema democrático y de Washington, Lula ha demostrado saber mantenerse en una prudente equidistancia entre la ortodoxia y la rebelión.
Si Don Evo elige la ruta de Cuba, habrá muchos problemas y tensiones en el sur de América, pero si elige el camino de Brasil, hay espacio para la esperanza. Cuba significa ruptura, enfrentamiento y, sobre todo, la adopción de un régimen que la historia ha erradicado ya por inútil e injusto, mientras que Brasil representa una sabia mezcla de rigor, deseo de justicia y sana independencia basada en valores autóctonos.
Ante Evo Morales se alzan obstáculos enormes: las relaciones con Estados Unidos, el conflicto con Chile por una salida al mar, la convivencia con los sectores conservadores de su país, las relaciones con las compañías extranjeras que han invertido en Bolivia y, sobre todo, la gestión de una economía compleja y de un país de historia tumultuosa.
Se declara admirador de Castro, Hugo Chavez y Lula, lo que constituye una incongruencia porque mientras que Castro y Chávez son adversarios claros del sistema democrático y de Washington, Lula ha demostrado saber mantenerse en una prudente equidistancia entre la ortodoxia y la rebelión.
Si Don Evo elige la ruta de Cuba, habrá muchos problemas y tensiones en el sur de América, pero si elige el camino de Brasil, hay espacio para la esperanza. Cuba significa ruptura, enfrentamiento y, sobre todo, la adopción de un régimen que la historia ha erradicado ya por inútil e injusto, mientras que Brasil representa una sabia mezcla de rigor, deseo de justicia y sana independencia basada en valores autóctonos.
Ante Evo Morales se alzan obstáculos enormes: las relaciones con Estados Unidos, el conflicto con Chile por una salida al mar, la convivencia con los sectores conservadores de su país, las relaciones con las compañías extranjeras que han invertido en Bolivia y, sobre todo, la gestión de una economía compleja y de un país de historia tumultuosa.