Colaboraciones

DATOS (DES)PREOCUPANTES SOBRE LA ADOLESCENCIA ESPAÑOLA





Mala cosa (o aún peor), pésimo asunto es que en las escuelas y los Institutos de Enseñanza Secundaria (IES) españoles se haya colado de rondón (como, según parece, así aseguran o demuestran las encuestas) e instalado y levantado sus reales la ley de la selva o del más fuerte.

Según las cifras que arroja o se desprenden de un informe confeccionado a partir de 800 entrevistas realizadas a otros tantos alumnos de Enseñanza Secundaria Obligaroria (ESO), tabulado y hecho público por expertos del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia, España supera la media europea en el apartado de casos de “bullying”. Un 15 % de los adolescentes (con edades comprendidas entre los 12 y los 16 años) declararon haber sufrido algún episodio esporádico de violencia por parte de sus compañeros ante la mirada y presencia del 75 % del resto del alumnado, y un 3 % se atrevió a denunciar que padecía “bullying” constante, diuturno, o sea, acoso escolar extremo y sistemático (sea éste físico, psicológico o moral; singular, combinado o completo)

Del citado estudio se colige o cabe extraer todo un extenso rosario de objeciones que hacer o un sinfín de salvedades que formular a la tan traída como llevada y, por lo tanto, manida ley del silencio que, presuntamente, reina, está instalada o campa a sus anchas en las escuelas y los IES patrios. Los guarismos son tozudos: 7 de cada 10 testigos son activos, quiero decir que hacen algo al respecto. Casi el 40 % decide intervenir en el mismo momento en el que se produce la agresión o provoca la pelea. 1 de cada 4 contacta con el profesor más cercano para que éste restituya de nuevo la paz o ponga remedio al conflicto. 1 de cada 5 dice hablar con la víctima y casi el mismo porcentaje, un 18 %, intenta dialogar con el agresor (para que enmiende su torticera conducta).

Lo cierto es que encontrar la panacea (si es que la hay) definitiva para que dichas prácticas abusivas y comportamientos violentos se corrijan, clausuren o cesen debe ser tarea de todos.

Otrosí, que España encabece la lista de países de la OCDE en el apartado referido o tocante al fracaso escolar y al abandono de los estudios es un dato que, por sí solo, debería de abochornarnos a todos. No menos vergüenza tendría que provocarnos este otro, que el número de embarazos no deseados entre adolescentes haya crecido ostensiblemente, en no magras cantidades, y, asimismo, que haya aumentado el consumo de todo tipo de drogas entre éstos, mientras que, como contrapartida o correlato, la edad de su inicio en el susodicho consumo de las mismas haya decrecido.

Para mayor abundamiento o inri, el Ministerio de Sanidad informó ayer que casi la mitad de los escolares de entre 14 y 18 años (concretamente, el 46,1 %) encuestados en 2004 manifestó haberse emborrachado alguna vez en su vida, y de los mentados, 1 de cada 4 (el 27,3 %) reconoció haber pillado una turca cada diez días durante el último mes.

Más vale que nos pongamos todos las pilas y comencemos cuanto antes a buscarles soluciones a los numerosos problemas que han ido surgiendo como hongos en torno nuestro, si no queremos llegar a tener una sociedad de zombis o de pesadilla, como las que imaginaron, describieron y pintaron Aldous Huxley y Eric Arthur Blair (“George Orwell”), verbigracia, en “Un mundo feliz” (de título irónico) y “1984”, respectivamente.


Ángel Sáez García


Franky  
Sábado, 1 de Octubre 2005
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