María Teresa Fernandez de la Vega, vicepresidenta y el miembro más valorado del gobierno que preside José Luis Rodriguez Zapatero, mintió ayer en las Cortes, de manera flagrante y lacerante, al afirmar que su gobierno es el que más apoya a las víctimas del terrorismo en España.
Cuando se miente así desde el poder democrático elegido, de manera tan ostentosa y obvia, se daña la estructura de valores de la nación, se desprestigia la política y se degrada la democracia.
Pocos españoles podrán creer a la vicepresidenta en algo tan obviamente falso, a no ser esos cientos de miles de militantes y simpatizantes socialistas que se han transformado en fanáticos "hooligans" de su partido, predispuestos siempre a apoyar todo lo que provenga del PSOE, sea lo que sea, y de condenar todo lo que provenga de la derecha, sea lo que sea.
Las víctimas del terrorismo en España, en su inmensa mayoría, están enfrentadas al gobierno Zapatero, al que acusan de arrodillarse indignamente ante esa misma ETA que les arruinó la vida a ellos o que mató, mutiló o hirió a uno de los suyos.
El gobierno, en lugar de mentir en la sede legislativa, debería reconocer en público la verdad: que ha hecho todo lo posible por dividir a las víctimas, por desquiciarlas y desanimarlas, colocándoles a Gregorio Peces Barba como Comisario político, retirándoles subvenciones y apoyando candidaturas amarillas para descuartizar su organización.
Además, que nadie olvide que las víctimas del terrorismo han organizado en los últimos meses seis grandes manifestaciones de protesta, las últimas ya abiertamente contra el gobierno Zapatero, y que han lanzado a la opinión pública declaraciones y mensajes escalofriantes contra ZP y sus adláteres.
Cuando se miente así desde el poder democrático elegido, de manera tan ostentosa y obvia, se daña la estructura de valores de la nación, se desprestigia la política y se degrada la democracia.
Pocos españoles podrán creer a la vicepresidenta en algo tan obviamente falso, a no ser esos cientos de miles de militantes y simpatizantes socialistas que se han transformado en fanáticos "hooligans" de su partido, predispuestos siempre a apoyar todo lo que provenga del PSOE, sea lo que sea, y de condenar todo lo que provenga de la derecha, sea lo que sea.
Las víctimas del terrorismo en España, en su inmensa mayoría, están enfrentadas al gobierno Zapatero, al que acusan de arrodillarse indignamente ante esa misma ETA que les arruinó la vida a ellos o que mató, mutiló o hirió a uno de los suyos.
El gobierno, en lugar de mentir en la sede legislativa, debería reconocer en público la verdad: que ha hecho todo lo posible por dividir a las víctimas, por desquiciarlas y desanimarlas, colocándoles a Gregorio Peces Barba como Comisario político, retirándoles subvenciones y apoyando candidaturas amarillas para descuartizar su organización.
Además, que nadie olvide que las víctimas del terrorismo han organizado en los últimos meses seis grandes manifestaciones de protesta, las últimas ya abiertamente contra el gobierno Zapatero, y que han lanzado a la opinión pública declaraciones y mensajes escalofriantes contra ZP y sus adláteres.