Colaboraciones

Comportamientos antidemocráticos de los gobiernos de España





El gobierno del PP ha ordenado a la policía que impida que los manifestantes se acerquen a los domicilios de los políticos, en torno a los cuales crearán perímetros de seguridad para impedir los escraches. Se trata de una medida represiva de dudosa legalidad democrática, que atenta contra la libertad de reunión, expresión y manifestación y que, como es habitual en la partitocracia española. protege al político y aplasta al ciudadano.

La represión de cualquier forma de protesta se está tomando como algo normal para el gobierno, como si protestar en democracia fuera delito. Las primeras protestas del 15-M y las posteriores del 25-S fueron reprimidas casi con la misma dureza de la que hubiera utilizado un sistema totalitario. Todos recordamos las imágenes de aquellos ciudadanos, jóvenes en su mayoría, que en actitud pacifica eran masacrados a porrazos por la policía, aquellos otros que perdieron hasta un ojo, cabezas abiertas y una utilización de la fuerza desproporcionada, al igual que las detenciones y las acusaciones que luego fueron desmontadas por la justicia.

Sin duda, cuando un régimen de corrupción está contra las cuerdas los derechos saltan por los aires y cuando se empieza por recortar derechos sociales, se acaban recortando derechos fundamentales. Lo que no puede impedir ningún sistema que se haga pasar por una democracia es que sus ciudadanos hagan pública su protesta, sobre todo cuando la injusticia y la corrupción reinantes son tan dramáticas que la única salida digna es salir a la calle.

Los escraches son la única protesta pacífica y, al mismo tiempo, fuerte, que le queda al ciudadano. En el fondo es una válvula abierta que permite que la presión no se acumule y la olla estalle. Lo extraño y sorprendente es que la ciudadanía española esté demostrando tanta paciencia y paz porque hechos como la corrupción masiva, la estafa de las participaciones preferentes, el saqueo de las cajas de ahorro, la arrogancia del poder, la indecente marginación del ciudadano, contra el que se gobierna de manera habitual, y la inflación de políticos en cargos públicos, configurando un Estado imposible de mantener con los impuestos abusivos que se están cobrando, crean condiciones suficientes para protestas de mayor envergadura e intensidad.

El escrache es una especie de broma pacífica ante la cual ha saltado como un tigre la arrogancia de la casta política, insaciable en sus privilegios y ventajas. Comparado con el escrache que padece el ciudadano a diario frente al Estado, las manifestaciones ruidosas frente a los domicilios de diputados y senadores son como bromas pacíficas y lastimosas de gente que, a pesar de sus dramas y sufrimientos, sigue siendo básicamente respetuosa con la autoridad.

La defensa que el poder político ha hecho de los bancos, contra el ciudadano, la impunidad de los miles que se han enriquecido robando dinero público, a los que no se les ha pedido que devuelvan lo robado, el robo de los ahorros de cientos de miles de pensionistas, a los que la banca ha engañado con la bendición de los gobiernos de Zapatero y de Rajoy, el despreciable nivel de corrupción alcanzado, dl desprestigio de las instituciones, el mal gobierno, que está llevando al país hasta el matadero y otros abusos de poder, como el cobro de impuestos desproporcionados y la insensibilidad hiriente ante el cierre de cientos de miles de empresas y el avance inexorable del desempleo y la pobreza son razones más que suficientes para considerar el escrache, frente al que el PP llora, se rasga las vestiduras y lanza a la policía y a sus periodistas esclavos, un verdadero, pacífico e inocente juego de niños.

Lo único despreciable en el escrache pacífico es que no se hiciera contra el PSOE, un partido que lo merece mas que ningún otro, no solo porque en tiempos de Zapatero se realizaron unos 400.000 desahucios con impunidad absoluta, sino porque los socialistas, para ayudar a sus amigos banqueros, hicieron todo lo posible por facilitar y acelerar los procesos de desahucios, incluyendo decenas de miles que afectaban a gente desgraciada, que se quedó sin vivienda, en la calle y presa de la desesperación.


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Jueves, 11 de Abril 2013
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