He asistido, como periodista, a muchas conferencias políticas, de todos los colores y partidos, pero lo que le he escuchado decir a Albert Rivera, de Ciudadanos, es de lo mas esperanzador y limpio que recuerdo. Su presentación del candidato a presidir la Junta, Juan Marín, ayer en el Foro Europa, en el sevillano hotel Alfonso XIII, fue una bocanada de aire fresco y democrático que llena de ilusión y esperanza a los que vivimos en la lamentable y sucia pocilga política española.
Parecía un lector contumaz de Voto en Blanco porque sus tesis son idénticas a las que defendemos aquí en nuestra larga batalla por la regeneración y por una democracia auténtica: "Las estructuras de los partidos políticos en el siglo XXI son las personas y las ideas"; "España no podrá cambiar si no cambia Andalucía"; "Están empeñados en dividirnos en dos bandos, los rojos y los azules, que no se dan la mano y a veces se odian"; "La gente está harta de cambio de cromos, de sillones, de silencios, de yo te oculto lo de los EREs y tu a mi lo de Gürtel"; "La gente quiere partidos nuevos y distintos, partidos de unión y de ética, nacidos en la Sociedad Civil"... y un largo etcétera de afirmaciones sobre democracia real, lanzadas como una lluvia de esperanza sobre una sociedad andaluza que, por desgracia, ya está habituada a la mediocridad, a la miseria política, a la mentira y a ser gobernada por la corrupción, el abuso y el egoísmo.
Afirmó Albert Rivera que La política española en este nuevo siglo tiene que poner sobre la mesa lo que nos une, no lo que nos separa.
Denunció que el bloque "PSOE-PP" ha sido un desastre para España y aseguró que la responsabilidad en Andalucía ha sido de los socialistas que gobiernan y de los que llevan mas de tres décadas haciendo oposición sin conseguir nada, sin cambiar nada", cosechando una derrota tras otra.
Acusó a los gobernantes de España de haber preferido recortar servicios y derechos como Sanidad, Educación y Tejido Productivo antes que asumir la austeridad y reducir la grasa de las administraciones públicas, que han seguido casi intactas, cargadas de enchufados, asesores y chiringuitos superfluos. Y aseguró que esas estructuras superfluas del poder se mantienen intactas porque los partidos anteponen sus intereses al interés general y porque refuerzan el clientelismo, les permite comprar voluntades a cambio de puestos de trabajo y compra de votos.
Rivera lanzó algunas auténticas "bombas" democráticas al hablar de que los partidos políticos son responsables de los errores, abusos y delitos que cometen sus cargos, de la revocabilidad de los cargos que sean rechazados por el pueblo y de la urgente necesidad de recuperar a los ciudadanos, que han sido expulsados alevosamente de la política por los grandes partidos.
Rechazó con contundencia la cultura de las subvenciones, columna vertebral de los gobiernos socialistas en Andalucía, y aseguró que lo que las empresas y empresarios quieren no son subvenciones sino financiación adecuada y facilidades para hacer negocios.
"La gente ha recuperado su voto -afirmó- y ya no se lo va a entregar a cualquiera, sino al que le merezca confianza y garantice un cambio".
Habló de la nueva política de este siglo y aseguró que Ciudadanos no pactaría con nadie, salvo que el pacto incluya la aceptación de sus ideas motrices y represente un cambio de política sustancial. "Las cosas ya no son como eran. Ya no va de te doy y me das, de "carguitos" y de "paguitas". En el siglo XXI la cosa va de cambiar España y dignificar la política".
Fue contundente y esperanzador cuando dijo que hay dos tipos de personas en España, las que tienen miedo y las que tienen ganas. Y agregó que hay gente que no termina de entender que estamos en el siglo XXI. Si quieren que todo siga igual, que la Justicia siga maniatada, que siga dominando la corrupción, que el Estado siga engordando... ya saben a quien votar, a los de siempre. Ciudadanos solo quiere votos para cambiar España y hacerla mejor.
Parecía un lector contumaz de Voto en Blanco porque sus tesis son idénticas a las que defendemos aquí en nuestra larga batalla por la regeneración y por una democracia auténtica: "Las estructuras de los partidos políticos en el siglo XXI son las personas y las ideas"; "España no podrá cambiar si no cambia Andalucía"; "Están empeñados en dividirnos en dos bandos, los rojos y los azules, que no se dan la mano y a veces se odian"; "La gente está harta de cambio de cromos, de sillones, de silencios, de yo te oculto lo de los EREs y tu a mi lo de Gürtel"; "La gente quiere partidos nuevos y distintos, partidos de unión y de ética, nacidos en la Sociedad Civil"... y un largo etcétera de afirmaciones sobre democracia real, lanzadas como una lluvia de esperanza sobre una sociedad andaluza que, por desgracia, ya está habituada a la mediocridad, a la miseria política, a la mentira y a ser gobernada por la corrupción, el abuso y el egoísmo.
Afirmó Albert Rivera que La política española en este nuevo siglo tiene que poner sobre la mesa lo que nos une, no lo que nos separa.
Denunció que el bloque "PSOE-PP" ha sido un desastre para España y aseguró que la responsabilidad en Andalucía ha sido de los socialistas que gobiernan y de los que llevan mas de tres décadas haciendo oposición sin conseguir nada, sin cambiar nada", cosechando una derrota tras otra.
Acusó a los gobernantes de España de haber preferido recortar servicios y derechos como Sanidad, Educación y Tejido Productivo antes que asumir la austeridad y reducir la grasa de las administraciones públicas, que han seguido casi intactas, cargadas de enchufados, asesores y chiringuitos superfluos. Y aseguró que esas estructuras superfluas del poder se mantienen intactas porque los partidos anteponen sus intereses al interés general y porque refuerzan el clientelismo, les permite comprar voluntades a cambio de puestos de trabajo y compra de votos.
Rivera lanzó algunas auténticas "bombas" democráticas al hablar de que los partidos políticos son responsables de los errores, abusos y delitos que cometen sus cargos, de la revocabilidad de los cargos que sean rechazados por el pueblo y de la urgente necesidad de recuperar a los ciudadanos, que han sido expulsados alevosamente de la política por los grandes partidos.
Rechazó con contundencia la cultura de las subvenciones, columna vertebral de los gobiernos socialistas en Andalucía, y aseguró que lo que las empresas y empresarios quieren no son subvenciones sino financiación adecuada y facilidades para hacer negocios.
"La gente ha recuperado su voto -afirmó- y ya no se lo va a entregar a cualquiera, sino al que le merezca confianza y garantice un cambio".
Habló de la nueva política de este siglo y aseguró que Ciudadanos no pactaría con nadie, salvo que el pacto incluya la aceptación de sus ideas motrices y represente un cambio de política sustancial. "Las cosas ya no son como eran. Ya no va de te doy y me das, de "carguitos" y de "paguitas". En el siglo XXI la cosa va de cambiar España y dignificar la política".
Fue contundente y esperanzador cuando dijo que hay dos tipos de personas en España, las que tienen miedo y las que tienen ganas. Y agregó que hay gente que no termina de entender que estamos en el siglo XXI. Si quieren que todo siga igual, que la Justicia siga maniatada, que siga dominando la corrupción, que el Estado siga engordando... ya saben a quien votar, a los de siempre. Ciudadanos solo quiere votos para cambiar España y hacerla mejor.