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Carcajadas impúdicas





¿De qué se ríen a carcajadas estos políticos? No es comprensible que, sin popularidad y rechazados por su pueblo, sigan riendo. Sus risas son antidemocráticas porque colisionan con el sentimiento mayoritario de la nación. Son risas que contrastan amargamente con el dolor de los españoles y son una constatación visible y dramática del bajo nivel de la clase gobernante española. Ríen, probablemente, porque sus vidas están resueltas, pase lo que pase, algo que no pueden decir millones de españoles sufrientes y aterrorizados ante el presente y el futuro. Ríen mientras Europa entera les pide medidas urgentes que eviten la catástrofe. Nadie se fía ya de ellos en el mundo desarrollado. Algunos de ellos han mentido tanto que ya nadie les cree. Son un verdadero castigo para España. Sus carcajadas son impúdicas y carecen de sensibilidad y tacto. No es momento para risas en España, sino para tomar decisiones acertadas y, seguramente, amargas. Sus risas estridentes encierran una injusticia hiriente porque ellos son los principales responsables del desastre español. Deberían estar llorando por el daño que han causado a su pueblo. ¿Quién puede sentirse representado por esta gente? La existencia en España de un foso inmenso que separa a la "casta" política de la ciudadanía es uno de los mayores escándalos de nuestra Historia moderna y una vergüenza para la democracia. El foso que separa a los ciudadanos de los "nuevos amos" está formado por dinero abundante, impunidad, seguridad, privilegios, poder sin control y otras muchas injusticias insoportables para un pueblo, que, en democracia, siempre debe ser el "soberano". La soberanía del pueblo español es una quimera. Nos la han arrebatado nuestros dirigentes y ellos se la han quedado toda. Tienen más fueros y privilegios que la nobleza y el clero en tiempos del Absolutismo. Las carcajadas de los prebostes en tiempos dramáticos, con cinco millones de parados y diez millones de pobres en las calles de España, con una juventud sin futuro ni esperanza, con una Fiscalía que mira hacia otra parte cuando detecta corrupción en la "casta", son una vergüenza en estos momentos y constituyen un escándalo que no deberíamos soportar. Esta gente se merece una jubilación cargada de oprobio. Se la han ganado a pulso, a costa de nuestro futuro, comportándose como predadores, olvidando que el liderazgo exige ejemplaridad, anteponiendo sus intereses al bien común, traicionando al ciudadano.

Todos ellos tienen motivos para llorar, más que para reir. El Rey porque no puede seguir en silencio después de haber recibido un documento, firmado por los 61 empresarios más importantes del país, que representa la descalificación más contundente a un presidente de gobierno español en toda la historia moderna. Hace mucho tiempo que el monarca debió captar el clamor de los españoles contra Zapatero y reaccionar en consecuencia, pero no lo ha hecho y, al no hacerlo, ha contraido graves responsabilidades con su pueblo y con la Historia. Es cierto que el rey se siente amigo del presidente, pero esa amistad no beneficia a España, ni debe impedirle sus obligaciones como jefe del Estado y árbitro supremo. Su papel constitucional es de segundo plano y de prudencia, pero cuando la patria arde (y ahora está ardiendo por culpa de la persistente ineficiencia frívola de Zapatero), su deber es llenar el horrendo vacío y actuar en el primer plano para evitar la culminación del desastre.

Muchas menos razones para reir tiene Zapatero, un político fracasado, con uno de los índices de popularidad y aceptación más bajos de todo el Occidente desarrollado, que ha perdido la confianza, que es rechazado por su pueblo y que hoy constituye el mayor estorbo y el peor problema de España. Si hubiera sido demócrata y digno, habría asumido su fracaso y se habría marchado, convocando elecciones anticipadas, pero está demostrando ser un peligroso ventajista, un insensible y brutal dirigente político que, ignorando el bien común, renunciando a la grandeza y anteponiendo su interés al de la nación, ha decidido apalancarse en el poder "caiga quien caiga".

Los demás presentes en la foto tienen una responsabilidad secundaria porque únicamente son seguidores del inepto y nefasto presidente. Sin embargo, todos ellos tienen el deber de anteponer el bien común a sus propios intereses y a presionar a su líder para que deje de castigar a España, para que se marche y entregue al pueblo su derecho a decidir sobre un futuro que Zapatero y su corte han teñido de negro.

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Domingo, 28 de Noviembre 2010
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