Colaboraciones

CUANDO LA “ESPERANZA CIERTA” SALTA POR LOS AIRES, HECHA AÑICOS





Ayer ETA quiso participar a su manera en el vigésimo séptimo aniversario de nuestra Carta Magna; y lo hizo del único modo que ella sabe, colocando, cual capo (véase luego, entre paréntesis, dónde cabe hallar también el vocablo) mafioso, siete artefactos (¡manda narices la cosa!, o sea, cuál es la etimología de la palabra) de escasa, po(ca po)tencia. Gracias a Dios (o a esos dioses venidos a menos que son los demonios, que son los etarras que fabricaron y provocaron el estallido de las siete bombas) no hubo que lamentar desgracias personales y los daños materiales fueron mínimos. De tan “esperanzador modo” respondió ETA a la “esperanza cierta” que aún tiene, sostiene y mantiene José Luis Rodríguez Zapatero en que los terroristas dejen definitivamente las armas.

Vaya por delante la idea de que no comparto el optimismo bienintencionado y antropológico del que hace gala y derrocha por doquier el presidente del Gobierno de la Nación; y vaya, asimismo, con ella, en vanguardia, esta otra idea, que entiendo que esté esperanzado con el tema (por el momento sin posibilidades para darle jake mate ni para vislumbrar su meta) de ETA. Porque el menda lerenda ha tenido la gran suerte de leer buena parte de lo que urdió Julio Cortázar y releer y rumiar, en concreto y sobre todo, “Rayuela” (otra novela de novelas). Aquí, en la sobredicha obra, su hacedor vino a proferir que (cito de memoria, porque me encuentro en estos momentos en la biblioteca pública de Tudela; acabo de pedírsela a María Ángeles, una de las tres afables bibliotecarias que regentan el susodicho espacio cultural –sus otras dos compañeras responden a las gracias de Pilar y Teresa- y me ha respondido y confirmado con un “lo siento, Ángel” que los dos ejemplares que la biblioteca cuenta entre sus fondos están prestados) “de todos nuestros sentimientos, el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida. Es la vida misma defendiéndose”.

Como adivino en los “gestos” de la des(b-m)andada banda su voluntad de perseverar en sus claros propósitos de seguir amedrentando y presionando a los empresarios y periodistas más cercanos, a los primeros les digo: “empresarios del País Vasco, uníos, y no os achantéis ante el chantaje de los etarras”; y a los segundos, poco más o menos, lo mismo: “periodistas de Euskadi, apoyaos, y no claudiquéis ante el chitón que os exigen las (er)ratas”.


Ángel Sáez García


Franky  
Miércoles, 7 de Diciembre 2005
Artículo leído 1414 veces

También en esta sección: