Información y Opinión

Algo huele a podrido en España





En Argetina dicen que en la economía española "huele a podrido", un diagnóstico que merece la pena considerar por venir de un país que, seguramente, es el que más experiencia posee y más sabe sobre desastres y podredumbres económicas.

Argenpres comenta que "Mientras la economía española sigue dando muestras de relativo vigor, se están advirtiendo densos nubarrones en su horizonte. La construcción ha sido el gran motor de la expansión, pero se está cargando de indicios alarmantes: los principales operadores aconsejan no invertir en España, todos los días se desata un nuevo escándalo de corrupción vinculado al manejo de la tierra pública o preservada, crece el endeudamiento familiar, la morosidad crediticia y el lavado de dinero."

Tras reconocer que "La economía española continúa demostrando índices de crecimiento (3.8%) superiores al promedio de la Unión Europea", agrega que "numerosos empresarios comienzan a vislumbrar que el ciclo de apogeo inmobiliario está llegando a su fin", desaconsejando seguir invirtiendo en España.

Otro de los datos que reflejan que se avecinan nubarrones para la economía española es la desaceleración de las subidas en el precio de la vivienda, brusca en los últimos meses, algo que limita las posibilidades de obtener rentabilidades interesantes para los fondos de inversión inmobiliaria y otros productos financieros que buscan rendimientos en las propiedades.

El olor a podrido empieza a ser atosigante en España, según los analistas argentinos, que citan el preocupante dato de las cifras siderales de dinero negro que circula dentro de las fronteras españolas, lo que explica que el 61,58 % de los billetes de 500 euros existentes en el mundo esten en España, mientras que la mayoría de los españoles no hayan visto jamás un billete de esa cifra, a los que el pueblo denomina "Bin Ladens "porque todos lo buscan, pero nadie lo encuentra".

Otro dato que los argentinos citan como indicativo de la podredumbre española es la
presencia de mafias de diversos orígenes (italianas, rusas, árabes, etc.) que actuan sin mayores impedimentos ante la vista gorda de las autoridades.

El descomunal volumen que fueron adquiriendo las transacciones delictivas provocó que el poder reaccionara de algún modo y que, durante los doce meses siguientes a junio de 2005 las autoridades policiales decomisaran bienes por cuatro mil millones de euros, cien veces más que lo incautado en todo el año 2000.

Pero el mayor dato revelador es la corrupción. Desde que se explotó el escándalo en el Ayuntamiento de Marbella, en marzo pasado, prácticamente todos los días se suman nuevos indicios de que la red de corrupción que vincula políticos, constructores y propietarios de tierras está extendida a toda la geografía española, sin excluir a partidos políticos ni a poderes.

"En tierra marbellí se gestó la más gigantesca maquinaria de corrupción, instituida por el polémico alcalde Jesús Gil. Desde 1991, el fallecido presidente del Atlético de Madrid dio riendas sueltas a la habilitación de tierras para urbanizaciones, a la lucrativa connivencia entre funcionarios, magistrados, constructores y escribanos, y todo tipo de operaciones de lavado de dinero. Se estima que de las cerca de sesenta mil viviendas construidas, al menos la mitad son ilegales".

Destacan que "decenas de personajes fueron involucrados en el proceso judicial, veintisiete ex ediles quedaron procesados y tres alcaldes encarcelados". También cuentan que cada vez que el tema de la corrupción fue tratado en algún programa radial, los telefonos comenzaron a ponerse al rojo vivo con las denuncias de los oyentes sobre similares operaciones efectuadas por todos los rincones de España, desde pequeñas aldeas hasta grandes ciudades.

Todo el territorio español está cruzado de denuncias de negociados y entre los señalados por el dedo de las sospechas y procedimientos judiciales se encuentran dirigentes de Partido Popular, del PSOE, de Izquierda Unida y de otros partidos.

Por último, se destaca que la deuda es demasiado grande para un bolsillo español demasiado pequeño. El precio de la vivienda creció en un 150 por ciento desde 1998, mientras los salarios apenas subieron la quinta parte de esa revalorización.

De esta manera, no es de extrañar que el endeudamiento de las familias españolas alcance ya al 115 por ciento de su renta bruta disponible. El aumento de los tipos de interés hacen más gravosa aún la carga y el esfuerzo financiero que tienen que hacer los individuos para adquirir una vivienda.

En este sentido, la creciente morosidad de los saldos de las tarjetas estaría dando el primer toque de atención. Un análisis realizado por el BBVA parte de la información suministrada por más de 270 entidades que tienen registradas 2,5 millones de operaciones morosas por importe de 7.175 millones de euros en el periodo de enero del 2005 a junio del 2006. En igual periodo, el índice de tarjetas en mora creció el 12 por ciento y el número de créditos de consumo en mora subió el 10 por ciento.



Franky  
Sábado, 2 de Diciembre 2006
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