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Al PSOE y a ZP no lo resucitan ya ni Jesús, ni Mahoma, ni el Dios de las tres grandes religiones monoteistas



Algunos socialistas ilusos y alienados, desconociendo el inmenso rechazo a Zapatero y a su partido que existe hoy en España, sueñan con dar la vuelta a las encuestas y ganar las próximas elecciones generales. Es patético escuchar sus argumentos, pobres y productos de la enorme distancia que existe hoy entre la "casta" política, endogámica y ajena a la ciudadanía, y los sentimientos e ideas dominantes en la sociedad.
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El PSOE y Jose Luis Rodríguez Zapatero están tan despretigiados, acabados y cadavéricos que ya no lo resucitan ni Jesucristo, Ni Mahoma, ni el Dios Único de las tres religiones monoteistas. El pueblo español está tan cabreado con la ristra de desatinos, sinvergonzonerías y golfadas que se han hecho desde el gobierno en los últimos años, tan indignado por la corrupción, el desempleo masivo, el despilfarro y otras "barbaridades", que no está dispuesto a perdonar los agravios y daños causados que la debacle socialista no tiene vuelta atrás, por muchos esfuerzos que hagan los nuevos rostros viejos, como Rubalcaba, cuya única oferta posible a los españoles es la rememoración de otra etapa triste y desgraciada de nuestra democracia, la del último periodo de Felipe Gonzalez, casi tan fatal como la actual e igualmente inundado de corrupción, arbitrariedades, desempleo, degeneración y fracaso económico.

Un alto cargo socialista me decía ayer que "si José Luis se inmola, sacando adelante las reformas que España necesita, entonces es posible que ganemos las elecciones, con Rubalcaba como cabeza de lista". Estaba tan angustiado que me dio pena y no le dije lo que pensaba: que la principal reforma que España necesita es que Zapatero se marche con urgencia para que todos podanos recuperar la confianza, la decencia y la dignidad perdidas, y que Rubalcaba es más de lo mismo, un simple cómplice de la política de Zapatero, justo lo contrario de lo que España requiere y desea, un cambio drástico de personas y de política que restablezca la confianza y la fe en el futuro.

Otro socialista presente en la conversación, alto cargo en Andalucía, dijo algo muy interesante: "José Luis está tan quemado que su simple salida del poder devolvería a España la confianza que necesita". Otro socialista, muy conocido, apostilló: "A veces, en la Historia, la alternancia es buena por sí misma, aunque un idiota suceda a un inepto", y agregó "Eso es lo que ocurre en la España actual". La verdad es que me sentía sorprendido de tanta autocrítica, algo inusual entre altos representantes del socialismo andaluz.

La verdad es que Zapatero no sólo está quemado en España, sino que lo está también en todas las cancillerías europeas, en Estados Unidos y en medio mundo, donde, además, se rien de él por lo inepto que es, por sus errores garrafales y por el ridículo que ha acumulado en sus intervenciones internacionales y en los foros a los que ha asistido. Es un hecho comprobado y demostrable que en la mayoría de los altos centros de estadios (think tanks) de Francia, Inglaterra y Estados Unidos se le considera un modelo de fracaso, un ejemplo viviente de lo que nunca debe hacerse en democracia, y piensan que el daño que ha causado Zapatero es, en muchos aspectos, irreparable. Lo que ocurre es que los medios de comunicación españoles ocultan ese drama porque, de un modo u otro, dependen de las ayudas publicitarias y de otro tipo que proceden del poder socialista.

En la conversación antes citada, muy interesante por cierto, se dijo algo muy sugerente: "Si Zapatero, cuando desde Europa le obligaron a rectificar y a dar un giro de 180 grados a su política, se hubiera dirigido a los españoles y les hubiera hablado con honradez, diciéndole que las circunstancias le impedían cumplir su programa electoral, tal vez habría podido ganar, si hubiera convocado, como era su deber, elecciones generales, pero hizo justo lo contrario y ocultó la verdad, convirtiendo en inviable su gobierno y en inevitable su próxima derrota electoral, por mayoría abrumadora", Intervine varias veces en la conversación, pero la cerré asegurando que la derrota era ya inevitable, incluso si ocurrieran cosas terribles como ocurrieron en vísperas de las elecciones del 2004, pero que esa derrota no se va a producir porque los ciudadanos se sientan identificados o atraídos por el PP, sino porque "gran parte de los españoles sienten la necesidad de vengarse del inepto y mentiroso José Luis". Cuando uno de los socialistas presentes vaticinó que en España habría una abstención tan grande como la que acaba de vivirse en Portugal, donde más de la mitad de los votantes despreciaron las urnas, le repliqué que no se equivocaran, que la asistencia a las urnas en España sería masiva porque "el odio y el rechazo son fuerzas poderosas, casi tanto como el amor y la adhesión, y Zapatero, por los daños que nos ha causado, es hoy el depositario del odio y del deseo de revancha de demasiados millones de españoles"


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Martes, 25 de Enero 2011
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