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Ahora empieza la verdadera lucha por la Casa Blanca





Ahora, cuando ha quedado claro que los republicanos retroceden ante los demócratas en las elecciones de mitad de mandato, es cuando comienza realmente la verdadera batalla por la Casa Blanca en Estados Unidos, cuando el actual presidente empieza a perder poder y a convertirse en transparente, cuando se abre un proceso electoral, siempre apasionante que, por ser el del Imperio, interesa y afecta a todos los ciudadanos del planeta.

Ahora ya es obligado pensar sólo en quién será el próximo presidente. Existe un viejo principio en Estados Unidos que dice que los americanos sólo eligen para presidente a un militar, a un gobernador o a un vicepresidente saliente. Durante tres cuartos de siglo, el principio se ha respetado con una sóla excepción, la elección del senador John Fitzgerald Kennedy, en 1960.

El presidente de 2008 no puede ser un vicepresidente porque Dick Cheney ha dicho que no es candidato, mientras que parece poco probable que pueda elegirse a un general, figura decadente por culpa de la guerra de Irak. Sólo quedan los gobernadores o tal vez una nueva excepción, como parece probable.

Hay algunos gobernadores en la carrera hacia la Casa Blanca, como los demócratas Tom Vilsack (Iowa) y Bill Richardson (New Mexico) y el republicano Mitt Romney (Massachusetts), pero con escasas posibilidades si se les compara con otros candidatos que brillan ya con luz propia, como son la exprimera dama y senadora Hillary Clinton, Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, y Rudy Giuliani, ex alcalde de esa misma ciudad.

Al Gore, vicepresidente con Clinton y derrotado por Bush, es otro caballo que corre, amparado en su incansable apostolado ecológico.

Sin embargo, los sondeos dicen que los candidatos republicanos parten con ventaja, a pesar de la reciente victoria demócrata en el Congreso y, probablemente, en el Senado. El senador John McCain es el mejor situado, quizás porque tiene partidarios entre los dos bandos, conservadores y liberales, a pesar de que tiene pocos amigos en la cúspide del Partido Republicano. El candidato del “establishment” era George Allen, pero su desastrosa campaña electoral en Virginia le cerró todas las puertas, lo mismo que le ha pasado a John Kerry en el bando demócrata.

Lo lógico es pensar que McCain gane las primarias y que su partido lo refuerce con un peso pesado de confianza, como podría ser Jeb Bush, hermano del actual presidente y gobernador saliente de Florida, o Mitt Romney, mormón y brillante.

La mayoría de los neocon prefieren a Rudy Giuliani, un conservador extraño porque es favorable al aborto y al matrimonio gay.

Entre los demócratas, destaca Hillary, seguida de Al Gore y el senador por Illinois Barack Obama, de raza negra.

La hipótesis del “tercer partido”, presente siempre en la contienda, aunque sin éxito por el momento, se basa en esta ocasión en el multimillonario Mike Bloomberg y en el prestigioso y respetado senador independiente Joe Lieberman, una pieza cotizada tanto por demócratas como por republicanos.

Franky  
Viernes, 10 de Noviembre 2006
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