imagen cedida por www.lakodorniz.com
Hoy se cumplen 31 años de la muerte del general Franco. Desde la distancia, la figura del general sigue siendo rechazada y símbolo de la opresión totalitaria, pero recupera posiciones, gracias sólo al deterioro de la democracisa española.
Franco, que era un cadaver denostado cuando los españoles abrazaron la democracia, al final de la década de los setenta, empieza hoy a recuperar enteros y algunos de sus logros comienzan a ser valorados en una España frustrada porque su todavía jóven democracia ha envejecido de manera prematura, se está pudriendo a pasos agigantados, con políticos desprestigiados, con partidos corruptos, con castas profesionales en el poder, con su cohesión territorial en peligro, sin un proyecto común como sociedad, sin capacidad de ilusión, políticamente dividida y con un Estado de Derecho que hace aguas.
Franco, que era un cadaver denostado cuando los españoles abrazaron la democracia, al final de la década de los setenta, empieza hoy a recuperar enteros y algunos de sus logros comienzan a ser valorados en una España frustrada porque su todavía jóven democracia ha envejecido de manera prematura, se está pudriendo a pasos agigantados, con políticos desprestigiados, con partidos corruptos, con castas profesionales en el poder, con su cohesión territorial en peligro, sin un proyecto común como sociedad, sin capacidad de ilusión, políticamente dividida y con un Estado de Derecho que hace aguas.