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Los grandes partidos políticos españoles se hacen fascistas


Nota

El reciente espectáculo bochornoso de lucha interna a cuchilladas en el PSOE, con los gritos, insultos y urnas trucadas que precedieron a la derrota de un Pedro Sánchez que pactaba en secreto con Podemos y los separatistas, fue puro fascismo, como lo es también la actitud de un PP que prefiere ir a unas terceras elecciones para ganar más poder que servir el interés de España, flexibilizar su postura y pactar con los socialistas, permitiéndoles salvar la cara.

El exceso de poder y la ausencia de democracia no sólo han convertido a los grandes partidos políticos españoles en corruptos, sino que, además, los están infectando de fascismo. El PP, el PSOE, el nacionalismo catalán, Izquierda Unida y hasta Podemos exhiben sin pudor vergonzosos rasgos puramente fascistas.
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Todas las definiciones del fascismo le vienen como anillo al dedo al movimiento independentista catalán y a la actual deriva de partidos como el PP y el PSOE, donde sus líderes son cada día más autoritarios e impermeables al diálogo, a la sociedad y al ciudadano, mientras sus cúpulas se aíslan, alienan, verticalizan y se desprenden de ideologías y valores para entregarse de lleno al poder y los privilegios.

Analicemos, por ejemplo, la siguiente definición del fascismo, que parece pensada para retratar la política actual de la Generalitat de Cataluña y de otros gobiernos autonómicos: "El proyecto político del fascismo es instaurar un corporativismo estatal totalitario y una economía dirigista, mientras su base intelectual plantea la sumisión de la razón a la voluntad y la acción, aplicando un nacionalismo fuertemente identitario con componentes victimistas o revanchistas, lo que conduce a la violencia".

El fascismo es un comportamiento autoritario y déspota del poder, que impone su voluntad sin contemplaciones y antepone el orden, la autoridad vertical y el concepto de Estado a las libertades, los derechos y al mismo individuo. Cuando los líderes se convierten en intocables, se rodean de aduladores, pelotas y palmeros, se cierran al diálogo, imponen su voluntad a la colectividad, ignoran las leyes, causan sufrimiento a sus administrados y reprimen, incluso con métodos sucios y agresivos, la disidencia y la oposición, anteponiendo los intereses propios al bien común, es que el fascismo está en su apogeo y ya es incurable.

Es lo que ocurría con Pedro Sánchez, cuando imponía su voluntad y su obsesión por el poder a los criterios de su partido y de la sociedad española. Algo parecido ocurre con Rajoy, cuando se aferra al poder, se niega a contemplar siquiera que él no es un buen candidato por estar sucio de corrupción y cuando aplasta cualquier disidencia u oposición en su partido.

También es fascismo puro lo que está ocurriendo en la antigua Convergencia de Cataluña, un partido que se ha lanzado de lleno por la vía del odio, la confrontación y la indepedencia, sin hacer frente a su grave corrupción interna y a su peligrosa deriva autoritaria, que le lleva a mentir, a reescribir la historia y a promover la división, el enfrentamiento y hasta el odio en su territorio.

La mentira institucional, un vicio que en España ha alcanzado niveles de vómito, es genuinamente fascista, como también son fascistas la corrupción, el intervencionismo exagerado, la marginación de los ciudadanos, el despilfarro del dinero público, el engorde desmesurado del Estado, el desprecio a los valores y el también vicio típico de la política española, que consiste en anteponer los intereses propios y del partido al bien común. Cuando Podemos y otros partidos llenan de familiares y amigos los ayuntamientos y otras instituciones, están comportándose como partidos fascistas.

La política española está impregnada de fascismo, de fascismo verdadero, no de ese falso fascismo que algunos izquierdistas utilizan como ofensa para descalificar al adversario. Fascista es la compra de votos catalanes y vascos a cambio de poder, la trama Gurtel, los EREs andaluces y cientos de abusos, suciedades y canalladas protagonizadas por partidos corrompidos. Fascismo es repartir subvenciones y concesiones a los amigos y negarlas a la lista negra de disidentes y adversarios. Fascismo es crear empresas públicas e instituciones innecesarias, sin otro fin que colocar en ellas a los amigos. Fascismo es que existan en España decenas de miles de políticos que no pueden justificar la riqueza que han acumulado en el poder. Fascismo es nombrar jueces y magistrados y politizar la Justicia para impedir que los ladrones y canallas sean castigados. Fascismo son muchos comportamientos de los partidos y los gobiernos, pero sobre todo dos: anteponer el interés propio al bien común y proteger al delincuente en las listas electorales, para que disfruten del aforamiento, algo que los grandes partidos han hecho con una repugnante frecuencia.

El fascismo de los políticos españoles va más allá de la corrupción, de cobrar sobres en dinero negro, de autorizar estafas masivas con productos bancarios tóxicos o de mirar para otro lado cuando se preside una autonomía, mientras desaparecen cientos de millones de las cuentas publicas. El fascismo español es intrínseco e incurable porque afecta al propio sistema, que ya nació con demasiado poder para los partidos y sus élites dirigentes y sin controles ni frenos democráticos, en 1978, y desde entonces se ha ido cociendo en la corrupción, el abuso y la podredumbre.

González, Aznar, Zapatero y Rajoy han exhibido rasgos fascista muy acentuados, amparados en las deficiencias democráticas del sistema español, que otorga a los políticos una impunidad práctica, les permite gobernar al margen de los deseos de los ciudadanos, no les obliga a rendir cuentas y ni siquiera garantiza principios tan vitales para la democracia como la representación real del ciudadano, la separación de los poderes básicos del Estado, la rendición cuentas y el sometimiento a leyes que sean iguales para todos y que hagan pagar caro sus delitos y maldades a los cargos públicos.

De un análisis del comportamiento de los líderes políticos españoles en las últimas décadas no sólo se desprende que eran genuinamente fascistas, sino que cada uno supero al anterior en los vicios típicos del fascismo: mentiras, engaños, corrupción, intervencionismo, impunidad, engorde del Estado, despilfarro, corrupción y avances descontrolados hacia políticas totalitarias, ajenas a la voluntad popular.

Fascistas son, sobre todo, la marginación del ciudadano de la vida política y el desamparo del pueblo ante los abusos del poder, dos fenómenos genuinamente españoles que acompañaron, como rasgos decisivos, al nazismo y al comunismo soviético, hasta que desaparecieron.

En España es aplicable al cien por cien la máxima de que "el poder corrompe" y la que agrega que "corrompe más cuando más fuerte es".

Francisco Rubiales


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Jueves, 6 de Octubre 2016
Artículo leído 2268 veces




Comentarios:

1.Publicado por SALVADOR el 06/10/2016 07:33
La mejor forma de democratizar los partidos y lograr que actúen de forma mucho más coherente con el largo plazo; es decir, desarrollen políticas menos oportunistas y más acordes con las expectativas de la sociedad a la que representan, es desde fuera, estableciendo un sistema de escrutinio mayoritario uninominal por distritos.

Este es el principal problema de España que nadie quiere ver: LA REPRESENTACIÓN de los partidos en sí. Si los diputados en vez de ser leales a un partido fuesen leales al distrito que les vota, sí podríamos meter en la cárcel a esta panda de ladrones y sí habría dignidad en la política (más que nada porque el representante sabe que se juega la cabeza si no lo hace bien).

El distrito electoral pequeño, con candidatura uninominal y decisión por mayoría a doble vuelta, no es más que una manera artificial, como cualquier otra, de asignar representación a una comunidad más o menos homogénea y a la vez diferenciada.

La idea de fondo, que los federalista americanos recuperaron, sobre la base de la "township" y del "county" de la sociedad medieval inglesa, espacios y hábitats ciudadanos supervivientes en el transplante de las pequeñas comunidades puritanas y disidentes del siglo XVII inglés, es la idea de que sólo la comunidad vecinal ampliada puede ser unidad y órgano de la representación.

En Europa continental, el absolutismo estatal acabó en todas partes con esta misma unidad vecinal y la suplantó en su dirección gubernativa por oligarquías de la pequeña nobleza funcionarial y de la burguesía comercial ennoblecida. El hecho de que las ciudades europeas y sus comarcas aledañas perdieran sus derechos políticos autónomos al autogobierno es una de las catástrofes históricas más llamativamente poco tratadas. En el mundo anglosajón esto no llegó a suceder porque ya desde el siglo XVI el Parlamento fue el lugar de encuentro de los grupos sociales aliados más dinámicos capaces de enfrentarse al poder real de un Estado sólo embrionario.

La representación genuina, como principio y como regla convencional, sólo es posible sobre este trasfondo histórico realmente vivido. Ahora bien, la naturaleza geográfica y demográfica españolas son muy aptas para una distribución racionalmente calculada de distritos electorales de unos 100.000 habitantes. Las propias estructuras de barriadas urbanas permiten diseñar fácilmente cuáles son los grandes núcleos que pueden fundirse en distritos electorales sin acudir en exceso a artificios irreales.

Los sistemas electorales no contienen ningún principio de justicia o verdad: son instrumentos para ligar a la pequeña comunidad vecinal con un auténtico representante responsable ante ella. Este responsable requiere condiciones y aptitudes muy distintas al del tipo habitual de diputado de lista.

Desde la lógica mental de las listas de partido, que es lo único que los españoles conocen, este sistema resulta inconcebible porque exige del elector el deseo genuino de formarse en cuestiones políticas, el deseo sincero de conocer a fondo los asuntos públicos, el deseo de saber todo lo que le afecta en una subida de impuestos, en un cambio de la legislación del ámbito concreto que sea.

El votante del sistema proporcional de listas puede permitirse ser un completo ignorante y mantenerse fiel a un partido amoral y corrupto; el elector de un sistema mayoritario con candidatura uninominal, no puede permitirse el lujo de esta irresponsabilidad, porque el principal perjudicado es él directa y personalmente, junto a su pequeña comunidad y círculo inmediato.

2.Publicado por pasmao el 06/10/2016 09:36
apreciado Don Francisco

Yo creo que la realidad es mucho peor que lo que ha descrito.

Comparar a los partidos españoles con el fascismo y sus políticos con los fascistas es ofender al fascismo y los fascistas.

Que sepa que yo mucha simpatía a los fascismos y a los fascistas no les tengo, mas bien lo contrario. Pero he de reconocerles una coherencia intelectual y unas ganas de tener un poder "real" con el machacar a sus ciudadanos de los que aquí poco o nada.

Ni siquiera se alumbraron cómo fascistas en el 78, o sea en los inicios. Mas bien fueron una degradación del que si tuvo algo de fascista, que fue Franco.

Una degradación de la que tomaron todo lo malo y de la que olvidaron su coherencia y sus ganas de mandar de verdad y no de cobrar una comisión por parte de terceros para malvender nuestra patria mientras hacen de mandamases.

Del fascismo de Franco le quedó al pueblo español la insana costumbre de obedecer al "padrecito" y no meterse en política, algo que les vino muy bien.

Pero durante el franquismo, porque al "padrecito" si que le gustaba mandar, y vaya que le gustaba, se buscó cómo fuera (sin importar los sufrimientos de la gente) que desde fuera no se nos pudiera condicionar, que quien mandara aquí fuera él y no esas masonerías varias e intereses foráneos, a los que molesta sobremanera que una nación cómo la nuestra haya tenido el peso que ha tenido y que aún nuestra cultura e idioma siguen teniendo, amen de que nuestro despegue industrial y la creación de una clase media que que empezaba a despuntar no hacía ninguna gracia por lo que a competencia con ellos se refiere.

Estos, todos estos son comisionistas, mucho mas parecidos a los fascismos de serie B de las naciones latinoamericanas o africanas, que a lo que hubo en Italia Alemania, Austria, incluso en la Argentina de poco antes de la II GM y de la primera parte del peronismo.

Lo mas parecido a escala Uropea es que son una especie de régimen de Vichy donde en vez de mandar el Berlín de Hitler manda el cogollito bruseliense y la cosa wasp mas rancia de los USA. Y ellos (los "nuestros") a cobrar la comisión.

No se puede entender nada de lo que está pasando si no se busca el cómo y porque de nuestra "arquitectura" institucional en el R78.

Que se basa como ya han repetido otros foreros, nunca suficientemente, en ese muy deficiente sistema de ¿representación? (que además de mal representar impide la separación de poderes) al que se suma el troceado en 17 miserias cada una a su bola con su Vichy particular.

Muy buenos los artículos de días precedentes que no he tenido tiempo de comentar.

Al respecto simplemente añadir que a mi no me da miedo en absoluto lo que le pueda pasara a esa "izquierda", ni siquiera que nos salga un Frankenstein que llegue al Poder.

Me preocupa de verdad que en la práctica no haya nadie enfrente para plantarle cara, por que visto el panorama nada se puede esperar del PP o Ciudadanos.

un cordial saludo

3.Publicado por vanlop el 06/10/2016 12:27

Otro artículo que deja las cosas muy claras. Intentaré decir cosas que se haya dejado.

En realidad es un fascismo un tanto especial, pues como dice Pasmao, los fascismos siempre procuraron la felicidad del "pueblo", recordemos que en los años 30 los italianos y los alemanes vivían mejor que habían vivido nunca y salvo el pequeño matiz del poder total del Estado, la gente disfrutaba de todo. En cambio aquí, el poder es de los partidos y el "pueblo" cada vez vive peor. Nuestros fascistas y los del resto de los países presuntamente democráticos, se limitan a vivir bien y ordeñar al pueblo.

Los medios de producción que en el estado fascista clásico están en manos o controlados por el Estado, aquí están en manos de multinacionales o controlados por ellas. Recordemos como se vendió Endesa o cómo Deloleo ha pasado a manos italianas, precisamente a manos de los competidores directos. O como se venden a precio de saldo empresas estatales rentables, como Aena.

Pero el poder político lo manejan con absoluta decisión y no permiten que nadie cuestione siquiera su poder. La red clientelar funciona perfectamente y los votos los manejan a la perfección. Es prácticamente imposible cambiar el sistema.

Afortunadamente y como ocurre con los mafiosos, al final se pelean entre ellos. En el estado fascista, la situación es piramidal y sólo se pueden producir disidencias en el cuerpo de la pirámide, con lo que el líder puede eliminar con facilidad a los disidentes. Aquí hay varias pirámides o bien una pirámide con varios vértices y son los vértices los que pelean entre sí, más que disidencias internas.

Si El Sr Rajoy pretende laminar al psoe con otras elecciones, puede encontrarse con un serio problema y es que los socialistas se presenten como víctimas y apelen entre llantos a la compasión de los ciudadanos (en campaña electoral nos convertimos, al menos nominalmente en ciudadanos) y los socialistas, que pensaban quedarse en casa, les voten por lástima y volvamos a tener la misma situación de ahora. Porque el ordenador puede mover unos cuantos votos, pero no tantos.

Desgraciadamente (para nosotros, ya que si no podemos echarlos, al menos que gobiernen personas inteligentes) el pp ha sido laminado en estos años. Llevamos casi veinte años de marianismo, pues ya con Aznar maniobraba y en este tiempo ha tenido ocasión de hacer un partido tan a su medida, que la siguiente persona en cualidades de mando está muy por detrás de él. Es una forma de asegurarse que no habrá disidencias ni motines. Por contra, después de él, el diluvio. Lo malo es que el agua nos la tendremos que beber nosotros.

Salvador

Los municipios se inventaron aquí y con mucha más independencia del poder real de lo que podían soñar los ingleses. Se nos ha vendido la democracia inglesa, pero hasta bien entrada la edad moderna la democracia era inexistente y poco apoco se fue afianzando, pero siempre una democracia vigilada. Es en el siglo XX cuando adquiere el significado actual del término.

4.Publicado por pasmao el 06/10/2016 13:22
Efectivamente VANLOP se nos olvida a menudo (respecto su último párrafo) la historia de los Concejos de Castilla

https://es.wikipedia.org/wiki/Concejo_(historia)

El feudalismo en España fue muy diferente de en el resto Uropa. Los nobles no tenían tanto poder ante al rey. Había que conquistar un territorio al infiel y luego mantener población afín en ese territorio.

Ergo si no se le concedían derechos y seguridad jurídica de que no se iba a abusar de ellos, esa población afín no habría tenido incentivos para quedarse en zona hostil.

Algo que después entroncó con la tradición de escuela de Salamanca, no por casualidad en Salamanca.

5.Publicado por Manu el 06/10/2016 13:26
Dicen que con las crisis suelen aflorar los fanatismos. Y por ende el fascismo.
Que no es una ideologia porque está en la naturaleza humana y en la animal también.

Tenemos el concepto de que aquellos líderes dictadores como Mussolini, Hitler, Lenin, Stalin fueron los iconos del fascismo, nazismo , totalitarismo y máximo control del Estado. Tan fascista era el régimen nazi como el socialismo y el comunismo.

La victoria de los aliados tras la Segunda Guerra Mundial pareció´dar a entedenr que se habia acabado con esos autoritarismos que tantas victimas ocasionaron. Nada más lejos de la realidad.

Simplemente se camuflaron.Y hasta los mismos perdedores con otra imagen y reconvertidos por los que triunfaron en aquella contienda siguieron con el l mismo poder o más que el que tuvieron en sus atrios y púlpitos de sus arengas a las masas uniformadas.

Hoy el fascismo se práctica de otra manera. La prensa, la radio, la televisión.
Han sustituido a los sátrapas del pasado. Aborregan al pueblo como nadie.
Manipulan, tergiversan, confunden y crean corrientes de pensamiento único.

Eso se puede ver a nivel mundial. Como los dueños de esos medios manejan las cuestiones geopolíticas, económicas y financieras. Lo hacen de forma muy sutíl.

En España se hace igual. Pero al estilo hispano de pedigrí, nobleza, reinos de taifas, barones, presidentes autonómicos, consejeros, ediles, secretarios, subsecretarios y cargos intermedios. Todo un aparato funcionarial y burocrático de proporciones elefantiasicas.

Y en efecto los partidos políticos y sus máximos representantes son de corte fascista. Pero además son charlatanes de feria que con su demagogia, pragmatismo y dogmatismo tienen en sus mentes poner el zapato en la cabeza de las personas para que no puedan decir ni pio. Sólo ellos pueden habar. Esto es fascismo.

Si con la muertte del Generalisimo creiamos que iba ser diferente, estabamos equivocados. Se fabricó una falsa democracia y los prebostes amparados en el amaño del 78 ,que defienden a capa y a espada gurús anteduluvianos, hemos ido a peor y con una mordaza en la boca más calladitos todavia. Esto es fascismo.

Ya es hora de romper la baraja y decir claramente que basta de mentiras y abusos de poder..Hay que darle la soberania al pueblo y que éste decida sabiamente quién tiene que gobernar por el bién común.. En lugar de unos monigotes y marionetas de los señores del poder oscuro.

6.Publicado por Anro Libertché el 06/10/2016 18:42
“Los grandes partidos políticos se hacen fascistas”.

No es que se hagan, son auténticos fascistas por convicción. Ni siquiera las fuerzas del orden, los militares y sus necesarias y obligadas disciplinas, con sus altas jerarquías, como dirigentes y profesionales de sectores privados e instituciones públicas, vinculados a la seguridad y el orden, ejercen las actitudes formas y estilos autoritarios, dictatoriales y fascistas, como lo vienen desarrollando y practicando los cuadros y mandos de los partidos políticos y politiquillos de vacuas vocaciones.

Y todo ello, porque anidan en sus más intrínsecas e inherentes ideas, pensamientos y visiones, que por el hecho de tener “poder”, el resto de ciudadanos, deben someterse a sus caprichosas ideas, doctrinas caducas y perversas, leyes y normas impuestas por ellos mismos, sin los mínimos consensos acordados, sin las más mínimas flexibilidades e interpretaciones con nulas mesuras, ponderadas formas y actitudes para saber trasmitir mensajes de confianzas, mandar, dirigir, persuadir y convencer. No solo por el poder que emanan y ostentan, sino que creen ser elegidos por la providencia, siendo los únicos humanos, que tienen la verdad absoluta de las ideas y proyectos para llevar a cabo las acciones de gobernanzas, según sus propias y ensimismadas ópticas, aplicándolas, sin el menor rubor, con estilos de los más energúmenos y reaccionarios fascistas que antaño conocimos.

Y porque una cosas es la Ley y el Orden, que todos debemos acatar y respetar, y otra muy distinta, son leyes y normas que se pretende imponer por soberbias, revanchismos, y desproporcionadas, sin bases ni fundamentos que se sostenga desde gobiernos sin mayorías legitimadas, sin los consensos correspondientes, con procesos y filtros jurídicos, o desde mayorías absolutas y abusivas, sin las aprobación de la oposición o de todos los ciudadanos sin exclusión. Son también pues, actitudes de fascistas los que suelen imponer normas y leyes conforme a las ideas fascistas, que sostienen. Y como ejemplo tenemos la Ley de seguridad ciudadana impuesta por el gobierno de PP en aras de preservar el derecho de las minorías y otras normas y leyes, contrarias a los más sagrados valores de lo que significa la libertad y la democracia.

Fascistas son también todos aquellos izquierdistas radicales y totalitarios, que pretenden imponer con mentiras y falsedades y sustentados en utopías imposibles e inalcanzables, cuyos únicos objetivos es embaucar e ilusionar a ciudadanos incautos, sin las debidas y coherentes formaciones culturales e intelectuales. O al menos con los debidos análisis de conciencias y consecuencias con razonables y justos criterios ecuánimes. En la historia de la izquierda española, también ha sido sobresalientes personajes y miles de dirigentes psicópatas izquierdistas, que presumían de ser demócratas, siendo unos auténticos Fascistas dictatoriales, enmascarados e impostados con supuestas formas buenistas y aparentes de supuestos hombres que defendieran la libertad la democracia y los consensos. El ultimo ejemplo lo tenemos en el líder del Psoe. Pedro Sánchez, de carácter meramente Fascista. al igual que sus partidarios.

A nuestros dirigentes políticos, no solo le encaja perfectamente la frase del rey de Francia Luis XIV : “El Estado soy yo” sino que se consideran dueños absolutos del Estado. Unos más que otros, y con disimulos y caretas de supuestos “demócratas”, nuestros políticos, y salvando las excepciones que nunca confirman la regla, han venido gustándose ellos mismos, acostumbrados a imponer, lo que para ellos mismos seria, la fuerza y la imposición de la Tiranía.

No hace falta recordar que en la historia de España, hemos tenidos y padecidos a cientos de miles de dirigentes políticos, reyes, nobles y monarquías, con total y absolutos desprecios no solo por la democracia en sí misma, sino por aptitudes/actitudes individualistas y fascistas, carentes de los sentidos prácticos en las relaciones humanas, las empatías y las totales ausencias de los más civilizados conceptos, como las consultas, acuerdos y decisiones que se deben adoptar con los demás con respeto, libertad, fraternidad e igualdad.

Por lo tanto, es ficticio y del todo falso, incluso injusto, asociar el termino y descalificativo político de “Fascista” a los todos las personas, colectivos, partidos y/u organizaciones de signos e ideas conservadoras, derechistas y liberales, por cuanto ser Fascistas es más una forma de ser, tanto en carácter, educación y voluntad, que por las ideas políticas que se puedan defender.

Un saludo a todos.

7.Publicado por Franciso franco el 25/04/2017 05:58
Este pais se merece esto y mas. Ai que agradecer al pueblo que estemos asi, porque ellos lo han querido votando a corruptos... España ignorante como siempre hasta que recibe el gran golpe. Y ojala recibamos el gran golpe

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Este blog no es una plataforma de promoción del Voto en Blanco, sino un medio de castigo al mal gobierno y a la política antidemocrática que utiliza el termino “Voto en Blanco” por lo que conlleva de protesta y castigo al poder inicuo.

El voto en blanco es una bofetada democrática a los poderes políticos ineptos y expresa la protesta ciudadana en las urnas cuando padece gobiernos insoportables, injustos y corruptos. Es un gesto democrático de rechazo a los políticos, partidos y programas, no al sistema. Conscientes del riesgo que representaría un voto en blanco masivo, los gestores de las actuales democracias no lo valoran, ni lo contabilizan, ni le otorgan plasmación alguna en las estructuras del poder. El voto en blanco es una censura casi inútil que sólo podemos realizar en las escasas ocasiones que se abren las urnas. Esta bitácora abraza dos objetivos principales: Valorar el peso del voto en blanco en las democracias avanzadas y permitir a los ciudadanos libres ejercer el derecho a la bofetada democrática de manera permanente, a través de la difusión de información, opinión y análisis.




HIENAS Y BUITRES. PERIODISMO Y RELACIONES PERVERTIDAS CON EL PODER


Hienas y buitres es un libro escrito para despertar y movilizar las conciencias dormidas e intoxicadas desde el poder. Leerlo representa un vuelo rasante por encima de los secretos de la comunicación moderna y de los recursos y trucos que utiliza el poder para ejercer el dominio.
Las relaciones entre políticos y periodistas siempre han sido tormentosas. Son dos poderes decisivos que en las últimas décadas han pretendido dominar el mundo. En ocasiones lo han mejorado, pero otras veces lo han empujado hacia el drama y el fracaso. Políticos y periodistas se aman y se odian, luchan y cooperan, nos empujan hacia el progreso y también nos frenan. Son como las hienas y los buitres, que comen y limpian huesos juntos, pero sin soportarse. Al desentrañar el misterio, aprenderemos también a defendernos de sus fechorías.
Los medios son la única fuerza del siglo XXI que tiene poder para poner y quitar gobiernos y para cambiar los destinos del mundo.
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DEMOCRACIA SEVERA. MÁS ALLÁ DE LA INDIGNACIÓN


Lo que hoy llamamos "democracia" es un triste remedo de lo que fue ese sistema en sus orígenes. Los políticos han aprendido a violarla y la han desnaturalizado y desarmado. "Democracia Severa, mas allá de la indignación" (Tecnos 2015), de Francisco Rubiales Moreno y Juan Jesús Mora Molina, es un libro que denuncia la degradación de la democracia y señala las reformas que el sistema necesita para que sea justo y decente y para que los políticos estén bajo control.
A la democracia le faltan piezas de gran importancia: exigencias éticas, controles a los políticos, que deben ser examinados, psiquica y moralmente, por comisiones independientes, auténtica separación de los poderes y otorgar un papel preponderante a la sociedad civil y al ciudadano, que deben influir y, sobre todo, supervisar la labor de los gobernantes, pudiendo, incluso, destituirlos. La impunidad debe acabar, como también la tolerancia frente a la corrupción y esos cheques en blanco que permiten a los políticos gobernar como les da la gana, ignorando la opinión de los ciudadanos, que son sus jefes y los soberanos del sistema.
Democracia Severa, que ya está en las librerías, aporta lucidez, libertad y solvencia ciudadana. Es una reflexión de denuncia que señala los puntos débiles de nuestro sistema y ayuda a la regeneración y a construir un mundo mejor.
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Este libro, publicado por Francisco Rubiales Moreno, Las Revelaciones de Onakra, el escriba de Dios, no es, como los tres anteriores del mismo autor (Democracia Secuestrada, Políticos, los Nuevos Amos y Periodistas sometidos), un ensayo de pensamiento político, sino una original narración que recoge misteriosas revelaciones sobre la llegada de los primeros ángeles a la Tierra, sus relaciones con las especies vivientes del planeta, el nacimiento de la inteligencia humana y el inicio de esa lucha a muerte entre el bien y el mal que domina la existencia humana, desde el principio hasta el final de los tiempos.
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Periodistas Sometidos. Los perros del poder (Editorial Almuzara, 2009), el último libro publicado por Francisco Rubiales, ha sido acogido con gran interés por políticos, periodistas y ciudadanos interesados en conocer con detalle la profunda crisis del periodismo en España, el sometimiento al poder de miles de periodistas y de redacciones completas, la agonía del periodismo libre, independiente y crítico y la rotura de la vieja alianza entre periodistas y ciudadanos, sin la cual la democracia deja de existir.
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Políticos, los nuevos amos es el nuevo libro de Francisco Rubiales, publicado tras el éxito de Democracia secuestrada.

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Pimentel, que recomienda la lectura del libro a los presidentes, ministros, altos cargos políticos, militantes y a cualquier ciudadano inquieto y preocupado por la democracia, lo define como un libro "duro, libre, alejado de lo políticamente correcto, capaz de provocar reflexiones y golpes de conciencia muy dolorosos".
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